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Con balón, de farol; sin balón, poco

  • El académico Sevilla de Berizzo descubre sus vergüenzas ante el primer rival que le permite su juego de dominio sin llegada para que caiga en su trampa

  • El olvidado Vietto lo desequilibró

Con balón, de farol; sin balón, poco

Con balón, de farol; sin balón, poco

En el fútbol, en sus análisis, se suele exagerar todo en función de los resultados. La primera derrota de Berizzo, no obstante, viene a confirmar algunas señales que estaba dejando su equipo, dominador pero poco llegador ante un Atlético de Madrid que supo esperar para aprovechar los errores del contrario y dar por terminado aquello en el minuto 46, justo cuando el hábil Vietto, un futbolista que parece que no está pero sí que está, mandó un balón a Carrasco y N'Zonzi fue incapaz de arreglar aquello. El academicista juego del Sevilla, dominador del balón con mucho talento en la medular pero poca calidad física para imponerse en los duelos individuales, se tiró de cabeza a la trampa que había planteado el taimado Simeone, una vez más.

Berizzo se salió con la suya durante la primera parte... a medias. El Sevilla frenó el ímpetu atlético con el balón, triangulando desde atrás, templando la enérgica presión rojiblanca a base de toques, por abajo, por arriba, arriesgando incluso en la salida. Pero todo aquel artificio murió siempre, siempre, en la frontal del área. Sólo Sarabia, desde unos metros más atrás, logró sacar un disparo que, tras dar en Savic, se fue al poste. Y nada más. Fue un dominio de farol, que al menos sirvió para domar a la fiera. Porque sin balón, el Sevilla fue un desastre. Con un par de permutas y movimientos, el Atlético desarmó al Sevilla. El primer aviso fue un simple cambio de orientación de Koke a Carrasco, que aprovechó la lenta basculación para darle un balón en el área a Filipe Luis que éste estrelló en la cruceta. Muy poco, poquísimo, para hacer mucho daño.

Defensa

La agresividad de Lenglet y la diligencia de Mercado para cerrar a tapar fuegos fue lo mejor de una zaga poco exigida pero desnudada en las pocas ocasiones que el Atlético necesitó para hacerse con el partido. La presión en la zona ancha fue la adecuada, hubo intensidad, concentración, pero en los metros que había entre la medular y la zaga es donde Simeone hizo daño gracias a su idea del fútbol sin balón, en el que Vietto hizo su función entre los centrales y N'Zonzi. En el primer gol, toda la defensa está descolocada y es presa de este trile. En el segundo, un simple balón a su espalda la desarmó de nuevo.

Ataque

Sin fuerza para ganar los uno contra uno, sin capacidad de sorpresa, ni Jesús Navas ni Sarabia fueron capaces de desbordar por fuera, ni Franco Vázquez por dentro, ni Muriel pudo con los centrales. El fútbol de dominio con el balón al pie se estrelló en ese muro infranqueable que Simeone marca en rojo por delante de la frontal del área. Eso es terreno sagrado y ahí el Sevilla vio cómo se derretía su academicista fútbol. Sarabia intentó ayudar por dentro, pero Franco Vázquez no dio continuidad al ataque. Y Jesús Navas corría para nada. Apenas Correa, con su potencia, y Ben Yedder, con sus desmarques, intentaron variar aquello.

Virtudes

La puesta en escena y el trato al balón, aun sin profundidad.

Talón de aquiles

Todo es demasiado académico y no tiene capacidad de sorpresa.

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