Semana Santa

Las saetas vuelan por los muros de la cárcel para llevar la Semana Santa

  • 'Huelva Información' organiza una Exaltación a la Saeta en el Centro Penitenciario

  • Cinta Ortega pone la poesía y Marí Ángeles Cruzado el mejor cante, con la Banda Municipal

Al son de Campanilleros la Semana Santa se abrió paso en el Centro Penitenciario de Huelva. Lo hacía de la mano de Huelva Información, que este año promovió a través de la Tertulia Cofrade El Aguaó una Exaltación a la Saeta, en la que se contó con la intervención literaria de Cinta Ortega, el cante de Mari Ángeles Cruzado y la Banda Sinfónica Municipal de Huelva.

Una ocasión para poner de nuevo en relieve que la Semana Santa no termina en los muros de la cárcel, como dijo Antonio Sánchez Pajares, responsable de la Pastoral Penitenciaria, quien agradeció a este periódico la iniciativa "por el hecho de que se acuerde de los que están aquí, porque la Semana Santa se vive fuera y dentro de los muros".

El director de Huelva Información, Luis Pérez-Bustamante, destacó que con ocasión del 25 aniversario de la Exaltación a la Saeta de Huelva que organiza nuestro periódico "se ha querido compartir con vosotros este aniversario poniendo en marcha una iniciativa de traer la Semana Santa hasta el Centro Penitenciario". Con el firme deseo de "acompañaros para haceros un poco más llevadero el día a día"; deseando así que "podamos pasar un buen rato en esta mañana". Agradeció la buena acogida a esta iniciativa por parte del Centro Penitenciario, de su director, Alejandro Zulueta, y del capellán, padre Emilio Rodríguez Claudio.

La imagen de la Semana Santa llegaba en el relato gráfico de la Procesión Magna. El vídeo editado por este periódico servía de fondo a un acto en el que se quería trasmitir las escenas plásticas de los misterios procesionales, acercando el frescor de la calle y el sonido de las marchas procesionales. Cinta Ortega con su palabra hizo escapar los sentimientos y María Ángeles Cruzado consiguió que sus saetas volaran, alentada por los olés de un público que vivió intensamente este encuentro con la Semana Santa de Huelva, más allá de donde se celebran los quinarios, se ofrecen conciertos o las calles en las que ensayan las cuadrillas de costaleros. El salón de actos del Centro Penitenciario se hizo durante una hora Monte Tavor, donde lo cofrade no había llegado hasta ahora y lo hacía con esta Exaltación a la Saeta que tiene vocación de continuidad.

Una Semana Santa que abría sus brazos a todos en la exaltación de Cinta Otega, que introducía a un recorrido de pinceladas emocionadas y curtidas en la tradición por la celebración pasionista en la que Huelva, "como buena madre que es, sabe que muchos de vosotros estáis aquí, porque en el fondo no habéis tenido otra oportunidad en la vida… pero el que cae, se levanta y debe buscar y rebuscar esas oportunidades apartadas de lo ilícito penalmente, para que esa madre llamada Huelva, esa vieja Onuba, ajada por el paso del tiempo y por los sufrimientos, resplandezca por la vuelta a sus calles de ese hijo apartado entre estos muros por un tiempo".

Una exaltación en la que trasmitió sentimientos y toda la poética plástica de las cofradías, de advocaciones y devociones. De Domingo de Ramos con los Ángeles para acariciar a la Victoria y a la Esperanza: "Una bajó el azul del cielo, y la otra sobre la espuma del mar".

Una hermosísima saeta de Mari Ángeles Cruzado hizo que todo vibrara, que la cofradía se viviera en el corazón y el alma de cada uno, como si se estuviera en una calle abierta. Si se cerraban los ojos todo volaba muy lejos. La interacción entre la saeta y el público en el salón de actos era tal que se iban un ole detrás de otro; las palmas se querían adelantar y casi no dejaban terminar a ese torrente de voz y emoción de la saetera, una de las jóvenes promesas más claras del flamenco de esta provincia.

La Huelva marinera, de fervores cofradieros, estaba engalanada en la palabra y la música, y la voz rompía los muros del teatro. Traían un aire y olor a incienso, a azahar de los naranjos de las calles. Pensando en Victoria y Esperanza las veías en la mecida de su palio, en el sinuoso movimiento de sus bambalinas.

Y se escucharon bravo, bravo… y los aplausos apagaron el sonido de la lluvia de esta mañana de temporal. Cinta y Mari Ángeles estaban en una magnífica compenetración para hacer sentir la Semana Santa.

En el relato pasionista llega la sentencia de Jesús, y habla de las condenas del preso, "de las trabajaderas que sudan sangre, que cumplen sentencias y lloran a raudales por tener una vida nueva".

Llevan ahora a cargar la cruz, tras el rezo en el monte de los Olivos, lo hace en la calle y la imagen está en "los dos Nazarenos que de mayor amor gozan en Huelva. Uno, Señor de la Concepción, y otro, Señor del Barrio Alto, pero los dos Señores de Huelva".

Y Jesús es crucificado, el Cristo de la Sangre: "Silencio de tambores, silencio de trompetas y silencio de cornetas". El torrente de voz de Mari Ángeles Cruzado vuelve a sorprender y le pone todo su buen hacer y se le nota la calidad de su cante con los hermosos giros que le da a la saeta. De nuevo casi no la dejan terminar y la ovación vuelve a ser de lo más sonada. Todo están viviendo con profundidad esta Exaltación a la Saeta que trasmite Semana Santa, cofradías en la calle, de cualquier pueblo o ciudad, de tantos como de internos asisten, uniendo en así una manifestación popular de todos nuestros pueblos.

El recorrido por la Semana Santa avanza en la palabra de Cinta Ortega, que recuerda la libertad del preso que tenía de 1949 a 1952 con el Señor de las Tres Caídas. Invitó a todos a mirar al Jesús del Polvorín, a rezarle para que "alivie vuestros quebrantos". Hilvanó un hermoso Padre Nuestro cofrade de la mano de todos los cristo de la Semana Santa de Huelva, que resultó de lo más hermoso y así se vio porque consiguió conmover y emocionar con más de una lágrima, recompensado con una fuerte ovación.

La Banda Sinfónica Municipal de Huelva, dirigida por Francisco Navarro Lara, gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Huelva, tuvo un broche de oro con Virgen de los Estudiantes y Encarnación coronada.

Las notas en el aire de la Banda Municipal hacían seguirlas con el corazón, se sentía acariciando las bambalinas de un palio en una mecía por una calle estrecha. Cerrando los ojos volaba entre la gente de un Domingo de Ramos o de la frialdad de la noche junto a un Nazareno de recogida al templo. Los pies se iban con las marchas y andaban más allá del salón de actos.

Unas palabras del padre Emilio sirvieron para cerrar el acto, con el agradecimiento a todos los que habían hecho posible esta Exaltación a Saeta, en el deseo de que "el año que viene podamos repetir".

Si hemos conseguido sacar la mente de los internos de los muros, que sintieran la Semana Santa, habremos conseguido nuestro objetivo y en Huelva Información nos sentiremos contentos con ello.

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