Tiene tan sólo 19 años y el amor por el flamenco le corre por las venas ya que tiene espléndidos antecedentes familiares. Victoria participó en la Exaltación a la Saeta que este año organizó nuestro periódico, en la parroquia mayor de San Pedro y dentro de dos días la esperan en Sevilla donde cantará para La Paz y Santa Genoveva, a su paso por la plaza de España. Sin embargo, esta onubense de Isla Chica no se perderá la recogida de la Virgen de la Victoria, como hace todos los años.
-¿Cuándo empezaste a cantar saetas ?
-Yo comencé con el flamenco desde muy pequeña. Cuando tenía 11 años, formaba parte del grupo Niños de Huelva y allí, Santiago Robles, nos empezó a enseñar saetas.
-¿Qué supone cantar ante tanto público como en una exaltación y aún más, en una procesión?
-La ventaja que tengo es que canto desde muy pequeña y las cosas que comienzas a hacer desde muy chica, tienen la ventaja de que lo haces sin el temor alqué dirán o a hacer el ridículo. Lo que sí tengo es, lógicamente, una enorme responsabilidad cada vez que canto en público.
-¿Cómo se prepara una saeta?
-Es algo parecido a un fandango. Hay diferentes estilos. Se elige uno y en base a él, se hace la letra que siempre tiene que hacer referencia al titular y a la hermandad a las que se va a cantar.
-¿El que te guste el falmenco está reñido con otros estilos musicales?
-Para nada. De hecho, a mí me gusta más la canción moderna, el pop, pero desde pequeña he estado muy vinculada al flamenco, pues había mucha tradición por parte de la familia de mi padre y mi hermano se dedica a él de manera profesional. Yo empecé de niña a presentarme a concursos de fandangos. El flamenco significa para mí, las raíces.
-¿Te consideras una chica cofrade?
-No lo soy al nivel de salir comko penitente en alguna cofradía. A mí me gusta ver a la Victoria, sobre todo en la recogida que es muy bonita y también ver el recorrido de otras hermandades.
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