Quizás nadie mejor sabe lo que es pasar un calvario que los propios presos. No existe peor penitencia que aquella que te priva de la libertar. De vivir libre. Por tal razón, la iniciativa de hacer participe directos de la Semana Santa onubense a un grupo de internos se antoja como una excelente oportunidad para suavizar esa penitencia entre rejas de la que son cautivos.

Iniciativa que, puesta en marchar el 2008, paradójicamente, por la Hermandad del Calvario junto el Centro Penitenciario de Huelva, ha visto doblegar el número de participantes de un año para otro. “El año pasado hicieron la estación de penitencia cuatro presos, esta noche –por ayer– la realizarán 8”, apuntaba Luis Hernández, hermano mayor del Calvario quien destacaba el estrecho vínculo entre la prisión onubense y su hermandad.

“Durante el año se realizan varias actividades organizadas entre las diferentes pastorales, pues nuestro capellán es también capellán de la cárcel de Huelva, y el directo de la misma fue hermano del Calvario”.

Asegura Luis que el éxito de esta iniciativa reside “en lo profundo que cala una hermandad de silencio entre los presos. Tienen una idea festiva de la Semana Santa. De gente por la calles, de música...

El hecho de estar en silencio durante más de tres horas, meditando, evadiéndose de lo que están viviendo, le ayuda a reencontrarse con Dios y con ellos mismos”.

Sin embargo su ‘estación de penitencia’ no sólo dura más de tres horas. Los internos viven de lleno el Lunes Santos, participando en todas las actividades previas a la salida procesional desde primera horas de la mañana. Antes de la misa y de la ‘levantá’ vespertina en el interior de la capilla de Jesús del Calvario, estos ocho internos fueron agasajados con un diploma como recuerdo de su paso por el Calvario. Diploma que les fue entregado por el obispo de Huelva, José Vilaplana, ante la atenta mirada de sus sagrados titulares:Jesús del Calvario y María Santísima del Rocío y Esperanza.

Con diploma en mano y emocionado se mostraba Oscar, un interno que en su “otra vida” formó parte de la cuadrilla de costaleros de esta hermandad del Calvario durante seis años. “Un calvario es el que estoy viviendo ahora, pero bueno, lo llevamos para delante con resignación”, comenta, recordando la sorpresa “tan grata y enorme que experimenté cuando me comunicaron que iba a volver a estar con mi hermandad.

Además... todo lo que sea salir de allí, significa mucho, pues parece que vuelves a tener una vida normal”, señala, preparándose el costal ya que las sorpresas continuaban en la mañana de ayer. “Me acabo de enterar que voy a formar parte de los costaleros que harán la primera levantá de mi Virgen”.

Abrazando a Oscar se encontraba Antonio que, por primera vez, iba a experimentar salir de nazareno. Su condena es de 12 años, y ya con nueve de condena cumplida, está disfrutando de permisos de tres días “lo que hace más llevadero este calvario”, asegurando que aguantará “la caminata, aunque no estemos muy acostumbrados a andar tanto y menos por la calle”.

La experiencia de ver la vida bajo el antifaz ya la vivió el año pasado José Antonio. “Todo lo que signifique salir de entre rejas, bienvenido sea”, comenta, reconociendo el buen sabor de boca que le dejó la experiencia.

“Cuando ves a las personas moverse libres, de un sitio para otro, se te ponen los pelos del punta. Ya he pasado lo peor, duermo en mi casa tras cumplir la mayor parte de esta ‘penitencia’ que te prometo nunca más volveré a vivir.

Con medalla en el pecho, Antonio lleva 19 meses en prisión y por buen comportamiento la han premiado con esta salida. De Huelva capital, Antonio, ex hermano de Pasión, reconoce que esta salida de un día “te hace reflexionar de las cosas que te pierdes estando en la cárcel. Si yo hubiera sabido lo que era ser preso... me hubiera pensado dos veces hacer lo que hice. La experiencia en la cárcel no se lo aconsejo a nadie”.