Semana Santa

La estética al servicio de la devoción del Viernes Santo

  • Los bellos pasos se introdujeron en el templo mirando hacia el interior de la iglesia

JESÚS de la Pasión y San Pedro conforman una arteria cofrade que proporciona momentos de enorme intensidad. Santo Entierro sale de La Soledad pero antes, hay unos cofrades en San Pedro que inician su estación de penitencia: Descendimiento.

Cofradía estética donde las haya, el Descendimiento destaca por su sobriedad y la extraordinaria belleza de sus pasos. A todo ello hay que unir el hecho de que, la salida de este año, contaba con un nuevo hermano mayor, Antonio Rodríguez.

Esa no fue, sin embargo, la única novedad. De cara a la cofradía, el público pudo observar algunas variantes en relación a ediciones precedentes. Una de ellas fue la no interpretación de la Marcha Real a la salida de los titulares. Con ello, la hermandad quiere sentirse más próxima a las directrices eclesiásticas de reservar el himno nacional solo ante la presencia del Santísimo.

El interior de San Pedro vivió, antes de que sus puertas se abrieran, las dos primeras levantás. La del misterio corrió a cargo de Manuel Roméu, como hermano mayor de La Cinta; en el caso del palio, la levantá la realizó el propio Antonio Rodríguez por haber sido capataz de este paso de palio durante bastantes años.

Las cofradías que tienen su salida desde San Pedro cuentan con una ventaja estética que no es otra que cruzar ese irregular porche que le da más brillantez, si cabe, al cortejo. Es realmente impresionante contemplar, desde el Paseo Santa Fe, al Señor del Descendimiento justo a la salida del templo. Considerada por algunos como la obra maestra de León Ortega es todo un ejercicio de equilibrios entre las distintas imágenes que componen el misterio.

Tras llegar a la Plaza San Pedro, la comitiva buscó La Fuente. Allí, en su esquina a Madreana, una representación de la Hermandad de la Cinta la esperaba para mostrarle sus respetos.

Tras el misterio, que estrenaba un sudario en color marfil, el personalísimo paso de palio de María Santísima de la Resignación se abría paso haciendo que ninguna mirada resultara indiferente ante su presencia.

El cortejo, de unos 200 nazarenos, contaba con otra novedad. En este caso se trataba de la forma de portar el cirio, llevándose al cuadril.

Unos centenares de metros antes de alcanzar la carrera oficial, el paso de misterio tuvo algunos problemas con la sujeción de la figura de Nicodemo; algo parecido a lo que sucedió hace pocas semanas santas atrás. El temor era que las tareas de afianzamiento provocaran retrasos, en el desarrollo de la carrera oficial, lo que sí llegó a ocurrir pero en tan solo un intervalo de 10 minutos.

La cofradía tenía reservada otra novedad para el final. Con el alumbrado apagado en la recogida, para afianzar la intimidad, los pasos se introdujeron en el templo mirando directamente a la iglesia sin girar y contemplar, por última vez, a los fieles.

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