Semana Santa

El buen tiempo abre la Semana Santa

  • Después de seis años de lluvias, Huelva vivió intensamente en la calle las procesiones de la Semana Santa

La mañana después de seis años de lluvias intranquilizó a muchos a pesar de los buenos augurios de los partes meteorológicos. El cielo estaba cubierto, era una mañana fría y la bruma de neblina cubría la ría. Pero dicen que no hay día sin sol ni mocita sin amor, así que pasado el medio día, cuando en la parroquia mayor de San Pedro se iba a iniciar la procesión de palmas el sol que nos acompañaría durante toda la jornada se hizo presente en esa anuncio desde el campanario en el día de las palmas y los ramos. Una mañana que se abría en la Santa Iglesia Catedral de Huelva con la procesión de palmas que presidía el obispo monseñor José Vilaplana Blasco. Las parroquias se sumaban después a este rito con el que comienzan los actos de la Semana Santa, por la calle mucha gente con sus ramos de olivo, había ambiente de ciudad, de visitas también a las parroquias, de la intranquilidad que lleva a esperar los últimos momentos antes de la salida como le ocurriría a las cuatro cofradías de la jornada.

El ambiente cofrade llegaba con el sonido de las marchas de las bandas de cornetas que abrirán marcha e irían detrás del Señor que se acercaban a San Pedro desde la calle San Andrés y desde La Fuente. En la parroquia era un hervidero de gente, niños y padres y madres, la cofradía formándose. Hubo oración antes de levantar el paso del Señor por el párroco José Arturo Domínguez, al cielo iba con el recuerdo a los que no están y con especial recuerdo por el padre del que fuera capataz del paso, Curri. Eran las 16.21 cuando comenzaba a caminar.

Este año abriéndose a la misma hora la mayor de San Pedro y la del Corazón de Jesús, a las 16.15 horas, como marcaban los horarios oficiales. Pero San Pedro, con la Borriquita es la que marca el rito de la apertura cuando las hojas de la puerta del mar se abren de par en par y la luz de la tarde se filtra con toda la alegría hacia el interior del templo, mientras el paso del Señor de la Borriquita comienza su caminar, este año con nuevo capataz, con Manuel Hernández Corsi y Fernández Guerra. Una cofradía que había hecho entrega a un hermano muy querido y apreciado en toda la Semana Santa, la medalla de oro, por eso para José Carrasco Basilio este era un día hoy muy especial acompañando al Señor de la Borriquita. A la salida con ese sol fuerte de la tarde y lo pasado en estos años, se podía escuchar exclamaciones como la de un costalero: “qué rico, estamos en la calle y que queme el sol”; y mucho que quemó. Salía y se escuchaba la marcha ‘Como los ángeles’ que tocaba la Banda de la Salud. Hubo un pequeño susto al escuchar un ruido extraño en la rampa, pero quedó sólo ahí en un aviso.

Con esa cara de niña, con la dulzura en sus mejillas se asomaba al porche de San Pedro María Santísima de los Ángeles en su paso de palio celeste como el cielo onubense, anunciando que sí, que con Ella ya está la Primavera en Huelva. El Señor estaba rodeando la plaza de San Pedro en esas estampas hermosas en las que sólo por esto valdría ya toda la Semana Santa, pero estábamos al inicio de una larga jornada y de una semana que deseamos con ansiedad vivir tranquilo al menos sin lluvia, sabiendo que como en esta salida sentiremos otros mucho momentos cofrades que coronan todos los esfuerzos. Un palio que se iba acercando con elegancia y el saber andar de sus costaleros, este año con Francisco Rey Roque de capataz. Salía al son hermoso de la marcha, de la salve de Ella, ‘Reina de los Ángeles’; y así recorrería la plaza, rodeada del gentío, de niños, del tío del Coqui, de vendedores ambulantes con sus canastos con bolsas de pipas y el de los globos en una esquina más retirado. Era Domingo de Ramos y por Santa Fe se introduciría en Huelva sus procesiones.

Desde El Polvorín venía ese barco marinero lleno de costaleros, rebosando arte. Lo hacía también con esa luz hermosa de la tarde que le volvía a besar por la calle Alonso Sánchez para entrar en Plaza Niña. Fue soberbia esa entrada, si buenos los costaleros, magníficos su agrupación musical. Una tras otras, fueron sonando marchas y el paso tras la revirá siguió de frente buscando la capilla de las Hermanas de la Cruz para hacer aquí su estación de penitencia, era la primera que lo hacía en esta Semana Santa, en este lugar rebosante de sentimiento y religiosidad. Del paso del Señor de la Cena hay que volver a destacar la configuración de los apóstoles de pie que le da una nueva plasticidad y con este sol sobre su talla hay que exclamar qué hermoso quedará cuando esté totalmente dorado.

En El Punto parecía que las palmeras quisieran como acercarse formando otro palio al de la Señora del Rosario, que iba exuberante, con elegancia peculiaridades tan hermosas como los bouquets de rosas en un tono cálido rosa y blanco. Así, con hermosura y elegancia adentrándose en el centro de la ciudad con todo el aroma del Polvorín. Una hermandad en la que iban representaciones de las cofradías de la Cena de Zaragoza y Alicante, así como del Rosario de Riotinto, Ayamonte y Mairena, así como de la Fe. Con representaciones de la Policía Nacional, que escoltaba ambos pasos y en la presidencia también José Vargas, ex hermano mayor. En el palio esta año un estreno singular, unos angelitos que llevan una pandereta y un tambor en homenaje al coro y a la agrupación musical.

Desde San Sebastián salía la de los Mutilados, este año con una mirada hacia la efemérides del cincuentenario de la bendición de esta parroquia a donde fue traslada la desde San Francisco, le acompañaba el nuevo párroco, José Antonio Omist. La rampa, difícil pero demuestra el buen trabajo de los costaleros, en este caso con su capataz José Carlos Martínez, ayer la primera levantá fue en recuerdo de Miguel Ángel Cabrera Alloza, por el que llevaba luto los pasos.

De nuevo la luz de la tarde en este Domingo de Ramos espléndido volvía a besar al Cristo de la Victoria cuando se acercaba hacia la ermita de la Soledad, donde se recibirán a las cofradías que pasen por este templo, lo mismo que en la calle La Fuente, donde la hermandad de la Cinta recibió ayer a esta hermandad, luego en la recogida lo haría con las cofradías de la Borriquita y la Redención. Ese último sol de la tarde que se adentra enfilando la puerta del sol de San Pedro venía a volver a definir este espacio, hermoso con las palmas y radiante ahora con la Virgen de la Paz. Los sonidos de la banda que le acompañaba se entremezclaba con el silencio de la Hermandad de la Redención que se adentraba hacia San Pedro por el viejo callejón de San Andrés. Una estampa bonita, con mucha gente en este lugar, seguro que si se consolida será un punto bello para ver la cofradía, que pide estos espacios, estrechos, hermosos y con historia aunque su calle sea nueva. Como siempre el trabajo más difícil para la cuadrilla de costaleros, pero también gustan estos sitios como demostraba ayer su capataz Francisco Rodríguez Asuero.

Luego el Señor aparecía a nuestra mirada delante de la mayor de San Pedro, desde ahí a daos donde llegaban para Él los últimos rayos del sol de esta hermosa tarde de Domingo de Ramos. El último suspiro de esta crónica con Nuestra Señora de la Paz adentrándose en la calle La Fuente a los acordes de la marcha Rocío del maestro Vidriet, todo gozo para los sentidos y una emoción para empezar la Semana Santa. Desde ahí bajaría hacia Puerto, donde se levanta el monumento a la Inmaculada, allí donde los cofrades se reunirán el Domingo de Resurrección en el rosario por la vida. La Señora de la Paz era la primera en pasar por aquí que lo ha hecho suyo como otras vírgenes.

Este es el Domingo de Ramos que he visto y así os lo cuento.

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