3la soledad

Señorial punto final a la jornada

  • El bello paso del Silencio carga con toda la nostalgia de cuantos ven cómo se terminan los días procesionales

SIN grandes dimensiones y con un gran silencio, la Hermandad de la Soledad es indispensable en la tarde-noche del Viernes Santo. Con esta cofradía es más que evidente que la personalidad es uno de los grandes atractivos con los que ha de contar una hermandad para hacerse un hueco en el mundo cofrade.

Cuando Huelva ve salir el magnífico paso con la no menos hermosa imagen de la Virgen, sabe que todo está por concluir tanto desde el punto de vista teológico, como desde el que marca el programa de las procesiones de la Semana Santa de la ciudad.

Tanta belleza expresa la soledad de una Madre que se ha quedado sin su Hijo y ese es, precisamente, el colofón con el que concluye la Carrera Oficial en Huelva, al menos hasta que se sepa qué rumbo tomará la procesión del Resucitado una vez que quede incluida oficialmente, en el Consejo de Hermandades y Cofradías. El paso carga además, con la nostalgia de todos los cofrades y fieles onubenses que han disfrutado de unas intensas jornadas de procesiones. Pese a su corto recorrido, el Silencio destaca por esa clásica y sobria hermosura tanto de la anónima imagen como del paso en sí que, en esta ocasión, mostraba un exorno floral compuesto por rosas malvas y jacintos morados.

Como suele ser habitual, y por razones del protocolo que en Viernes Santo, suele marcar bastante el transcurrir de las cofradías, el presidente del Consejo, Antonio González, acompañó a los hermanos de La Soledad en su salida desde La Concepción donde asimismo, se encontraba su párroco Diego Capado.

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