Semana Santa

Lea la exaltación de la saeta de la cárcel

  • Semblanza Semana Santa Prisión. 1 Marzo 2018

…Y retomando su mejor lozanía y esplendor, cual bella doncella recientemente acicalada, esta tierra, que, a algunos nos vio nacer y a otros adoptó, se vuelve a alzar altiva y majestuosa ante la llegada de esa nueva Semana de Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Padre…

Ya, ésta, nuestra querida Huelva luce con otra luz, con otro gesto en su semblante, para acogernos, como madre, a todos en su regazo...Sí, acogernos a todos, a vosotros también…porque aunque es consciente de que ahora, en estos momentos de vuestras vidas, os encontráis privados del tesoro de la libertad de movimiento total por sus calles, os aguarda como a ese hijo pródigo que un día se apartó de su lado por no seguir el camino adecuado, pero al que espera volver abrazar para fundirse en ese amor eterno. Os espera con más anhelo que a cualquiera otro de sus hijos, digamos, cuasi perfectos, porque ese hijo ausente está muy presente en sus desvelos… Ella, como buena madre que es, sabe, que muchos de vosotros estáis aquí, porque en el fondo no habéis tenido otra oportunidad en la vida…pero el que cae, se levanta y debe buscar y rebuscar esas oportunidades apartadas de lo ilícito penalmente, para que esa madre llamada Huelva, esa vieja Onuba, ajada por el paso del tiempo y por los sufrimientos, resplandezca por la vuelta a sus calles de ese hijo apartado entre estos muros por un tiempo…

Aunque, por mi profesión he estado aquí en alguna que otra ocasión, hoy me encuentro aquí, con vosotros, de la mano de Eduardo José Sugrañes Gómez, organizador de todo esto, quien no podéis imaginar, como se lo ha currado…Muchísimas gracias, Eduardo…De corazón!!

¿Sabéis? El pasado domingo rescribí casi todo lo que tenía escrito para contaros, porque me empeñé en quereos hablar de todas la hermandades de penitencia de esta Huelva, pero por el corto espacio de tiempo, entendí, que poco os iba a poder transmitir al intentar citar a todas ellas, así que os hablaré de momentos…

Y con esos momentos, permitidme, que con mi palabra penetre en vuestros pensamientos…a ver si os trae algún recuerdo…

Porque ¿Quién, aunque fuera una vez, no se ha acercado a la mayor de San Pedro para abrir sus puertas un Domingo de Ramos? Y los que no sois de Huelva, ¿A que os habéis acercado al templo que tocase, en vuestros respectivos pueblos o ciudades?

Vivamos la ilusión de nuestra niñez…. Dejad que los niños se acerquen a mí!!

Los primeros nazarenos bajando el porche para escoltarte a ti, con esa luz, Padre, que despliegas, en tu pollino, entrando triunfante.

Tu mirada siempre fue cálida y serena,

siempre cobijó el amor sincero,

el del niño que te contempla,

y hace suya tu pasión.

Y esos Ángeles que te siguen,

con su esbozada sonrisa,

cual Mona Lisa, que Da Vinci pintara.

Irradia esa luz blanca de pureza y complacencia,

que se tiñe de celeste cielo bajo su palio.

Sus cabellos en pura armonía

con su tez pulcra sin lágrimas.

¿Cómo no gozar al mirarte?

viendo esa cara tan dulce

que León Ortega tallara,

viendo a esa mujer onubense,

que, cual rosa, luce engalanada.

¡Ay Virgencita de los Ángeles!

Siendo tú la primavera

que en forma de poesía

ha llegado a esta tierra

para traernos la alegría,

escoltada por doce varales,

como doce ángeles celestiales,

que bajaron del cielo a porfía

para llevarte el palio… a ti… María.

De los Ángeles te llamaron,

de los Ángeles te nombraron,

Reina y madre de este día.

…Y dos luceros vespertinos,

vinieron a parar a Huelva.

Dos astros incandescentes

que llegaron a esta tierra.

Dos reinas de lo Divino,

y en lo terrenal…

todo un sino.

Una…bajo el azul del cielo,

y la otra…. sobre la espuma del mar.

Victoria…

mujer de mirada penetrante,

mujer de los sueños andantes,

eres dama plañidera,

con una belleza serena.

Tu alcurnia se ve en tu semblante,

tu luz… en tus lágrimas yace.

Arcángeles, a ti, te tallaron

para que tu perfil regio

no se pasara por alto.

Con tan solo contemplarte,

el alma de gozo se llena.

A tu paso…petaladas,

a tu paso…ríos de saetas,

a tu paso…caras que lagrimean,

y estallidos…cual cornetas…

Victoria…eres…

medio dueña de esta Huelva,

porque de la otra media, lo es

…esa Esperanza marinera…

…esa de tez morena,

esa de boquita entre abierta,

esa de mirada inquieta

y de gesto tembloroso,

que por su hijo muerto, pena,

esa a la que cuyas lágrimas,

enjugar, siempre, quisiera,

esa a la que me entregué

con mis dieciocho primaveras.

¡Cuántos años junto a tus respiraderos, Esperanza,

para complacerme en tu belleza,

en tu boquita de plata

y en tu mentón de realeza!

¡Cuántos años en tu recogida,

para sentirte muy cerca!

¡Cuántos años, Esperanza,

te he pedido y te he contado,

de mis alegrías y tristezas!

Eres luz en mis mañanas,

eres, en la noche, la calma

y en mi hogar…..

con mi Soledad… soberana.

…Y pétalos a tus plantas,

y una saeta te cantan

en Tartessos, Miguel Redondo

o en tu entrada,

…una saeta de esas,

de las que traspasan el alma,

una saeta sentida,

con su seguiriya entonada,

una saeta andaluza,

como el poeta cantara,

una saeta, Esperanza,

que sólo a ti, va dedicada…

(SAETA)

Mencionaros a una hermandad muy nueva,

Nuestro Padre Jesús de la Sentencia.

Sentencia “in voce”,

Y cae el peso de la condena.

¿Tres años y un día?

¿Con antecedentes y reincidente?

No cabe suspender la pena…

Pero….

… ¡Empujad fuerte “parriba”,

que no se decaiga en la espera!

…Y a la voz del capataz:

Hablen las trabajaderas,

esas que sudan sangre,

esas que cumplen sentencias,

esas que lloran a raudales,

por tener una vida nueva.

¡Ay trabajadera de mi prisión!

Eres fría, pero quemas,

eres áspera, pero consuelas,

eres…la remisión

de mi penitencia.

… ¡Empujad fuerte “parriba”,

que no venga la tristeza,

que esa trabajadera se convierta

en trabajadera de amor …entera!

Aprovechad lo que aquí enseñan,

para que una vez afuera,

cinceladas las mil y una astillas,

acariciéis su Gloria Divina.

¡Arriba, valientes, “palante”,

a conseguir su Gracia plena…!

…Y después de emitida la sentencia

y de la traición del amigo

en el monte de los Olivos…

los dos Nazarenos que de mayor amor

gozan en Huelva.

Uno, Señor de la Concepción,

y otro, Señor del Barrio Alto,

pero los dos…Señores de Huelva….

Este año, precisamente, se conmemora el centenario de la Hermandad de Pasión. Y el pasado lunes tuvo lugar el Vía Crucis cuaresmal que organiza el Consejo de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de la ciudad de Huelva. Vía Crucis que presidió el Señor de Pasión, y que por las inclemencias meteorológicas hubo de celebrarse en el interior de la Mayor, y no en la Plaza de San Pedro, como todos esperábamos. Pero, verdaderamente, el recogimiento, boato y solemnidad, superaron algunas caras de tristezas primeras.

Dos Nazarenos….Señores de Huelva….

Padre misericordioso

que te paseas por esta tierra,

con el dolor y el sufrimiento en tu rostro,

con tu pesada cruz a cuestas…

En tus ojos se adivina un sollozo

y en tus labios una queja…

Tu cuadrilla te pasea

con elegancia y realeza…

Por que…

¿Habrá cuadrillas más orgullosas

que las que son los pies

del Nazareno o de Pasión?

Vámonos, Padre mío,

que toda Huelva te espera.

Y tú vas camino del Gólgota,

antes de volver a caer,

dando tu amor y entereza.

Nazareno, ya resignado,

que contemplas tu destino,

no apartó el Padre ese Cáliz

y en la cruz, a ti te clavamos….

Et clamans voce magna Jesús, ait: Pater, in manus tuas commendo spiritum meun. Et haec dicens, expiravit.

Entonces Jesús, clamando con una voz muy alta, dijo: Padre mío, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y diciendo esto, expiró.

Y como si de una estampa

en blanco y negro se tratara,

bajo la nebulosa del incienso,

acariciado por el silencio

que sólo se rompe por el racheo

de unas promesas encadenadas,

se abre paso, la impresionante imagen

del Santísimo Cristo de la Sangre…

Silencio de tambores,

silencio de trompetas

y silencio de cornetas…

Silencio de las campanas,

silencio en las aceras,

y silencio en las ventanas…

Silencio en los cabezos,

silencio en el Conquero,

silencio en el matadero…

y, hasta en la Punta del Sebo,

que Jesús crucificado,

ya su sangre ha derramado,

que Jesús crucificado,

en amor eterno se ha tornado…

Ya los clavos traspasaron,

y el frío madero crujió,

cuando en él, a ti te acogió.

Y Huelva entera estremece

al escuchar tu dulce “quejío”…

“Quejío” en forma de rezo y canto..

son saetas del silencio que a tu Sangre,

van cantando…

“Quejío”, rezo hecho canto…

Saetas que te van llorando…

Y de los tres estilos:

martinete, seguiriya o carcelera,

por seguiriya en su garganta…

esta, tu elegida saetera…

a ti, te reza cantando….

(SAETA)

Pero ese Cristo crucificado,

que yace dormido

en su Santo Entierro…

resucita de entre los muertos…

Su mensaje fue veraz,

su mensaje fue sincero,..

por esa cruz nos salvó,

y con su muerte nos redimió.

Y yo, os anuncio…

Que en el Valle de estos muros,

Refugio de vuestra condena,

Dolores de vuestra pena,

llegará un día,

en el que se posará sobre estas paredes

una legión de Ángeles,

en letanías de Rosarios,

con la que albergaréis la Esperanza

de obtener la Misericordia

para el perdón de vuestros fallos.

Y en esa Resignación sincera,

no desesperéis en la espera,

que siempre habrá una Estrella,

Madre de Gracia Plena,

Consolación de vuestra Amargura,

que os traiga en el Rocío de la mañana

la Esperanza de una Caridad sincera,

donde encontraréis el Dulce Nombre de la Luz

y concebiréis, llena el alma de Salud…

…vuestra singular Victoria,

quedando atrás, intramuros,

las Angustias y la Soledad ….de vuestra pena.

Y por último, permitidme un consejo:

Cuando estéis desesperanzados, cuando estéis abatidos u os sintáis del todo perdidos en este encierro, encomendaos a Nuestro Padre Jesús de las Penas en sus Tres Caídas. ¿Por qué?...Os lo cuento…

Como ya relatara mi estimado Eduardo Sugrañes en su libro “Historia de la Semana Santa de Huelva”, la Junta de Gobierno de la Hermandad de las Tres Caídas, tras la Semana Santa de 1.947, habla de entrar en contacto con el cuerpo de prisiones. En estos cofrades, estaba la idea de liberar a un preso, con motivo de la salida de la hermandad. Y durante los años 1.949 a 1.952 se llevó a cabo el citado indulto.

A título de curiosidad, os cuento como narró la prensa de la época el acontecimiento:

“ A las siete y cuarto de la tarde, hizo su salida de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, el paso del Señor, de la Ilustre Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Tres Caídas y María Santísima del Amor, dirigiéndose a la prisión provincial. Al llegar a las puertas de dicho centro penitenciario, fue puesto en libertad el recluso José Blanco Hierro, de Paymogo, libertad, que ha sido concedida por el Excelentísimo Señor Gobernador Civil de la provincia. El recluso salió de la prisión acompañado del Jefe de Servicio, y, emocionado, besó la mano del capellán. El Hermano Mayor de la Hermandad, Don Manuel Vázquez Cayuela, le ofreció una vela encendida y aquél, se postró ante la Sagrada Imagen, rezándose a continuación un Padre Nuestro en acción de Gracias…”

Aunque esta intención de liberar a un preso, sólo se llevó a cabo durante tres años, pensad que desde el año 1.949, Nuestro Padre Jesús de las Penas se encuentra presente entre estos muros carcelarios, y aunque no lo creáis, Él aliviará vuestros quebrantos, y el día de vuestras primeras salidas por permisos carcelarios, Él estará ahí para auspiciaros, y el día de vuestra salida definitiva, Él estará ahí para cobijaros.

Por eso os digo que, cuando estéis desesperanzados, cuando estéis abatidos u os sintáis del todo perdidos en este encierro, creed en Él, rezadle a él que aliviará vuestros quebrantos….Recemos…

Creo en ti, Santísimo Cristo del Amor,

Padre todo poderoso,

porque tú, Señor de la Redención,

eres el creador del cielo y la tierra,

Tú, Señor del Perdón, su único Hijo,

Tú, Señor Cautivo, el Dios verdadero de Dios verdadero,

Tú, Señor del Calvario, el Engendrado,

Tú, Santísimo Cristo de la Fé, el no creado,

Tú, Señor de la Lanzada,

el de la misma naturaleza que el Padre,

Tú, Señor del Prendimiento,

por quien todo fue hecho,

Tú, Señor de la Providencia,

el que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,

Tú, Jesús de la Humildad,

el que nació de Santa María, siempre, Virgen,

Tú, Señor del Descendimiento,

el que padeció bajo el poder de Poncio Pilato,

Tú, Señor de Jerusalén y Buen Viaje, el que fue crucificado,

Tú, Señor Yacente, muerto y sepultado,

Tú, Señor de la Oración, el que descendió a los infiernos,

Tú, el que resucitó de entre los muertos,

Tú, Cristo de la Expiración, el que subió a los cielos,

Tú, Cristo de la Misericordia,

el que está sentado a la derecha del Padre,

Tú, Cristo de la Buena Muerte, el Todo Poderoso,

Tú, Señor de la Victoria,

El que vendrá a juzgarnos a vivos y muertos.

Pero…sobre todo…

Tú, Señor de las Penas,

y sólo Tú, mi Señor,

eres la verdad absoluta,

mi Señor de la Huerta Mena,

al que confío todas mis penas,

cicatrices en manos, pies y costado,

por un madero lleno de astillas,

cuando por tres veces doblaron,

en el suelo, tus rodillas.

Tú, siempre de frente,

con la verdad y el izquierdo por delante,

Tú, dueño de mi condena,

al que imploro toda mi tristeza,

Tú, el que me habla cada mañana

cuando caigo en mi desgana.

Y una saeta se arranca,

y una corneta que suena,

y un olé y un “te quiero”,

y un sollozo y un suspiro,

y yo, cangrejeando contigo.

¡Izquierdo, costero, nos quedamos,

vamos de frente con Él!

Y una plegaria al viento,

y un requiebro de tarantos,

y un “quejío” y un quebranto,

y un lamento y un llanto,

y yo, cangrejeando contigo.

¡Izquierdo, costero, nos quedamos,

ole mi Cristo gitano,

vamos roneando con Él!

Señor de la Tres Caídas,

Señor de la Huerta Mena,

déjame, que cangrejeando,

frente por frente a tu tez morena,

me convierta en Cirineo de tus penas,

en pañuelo de tu Verónica,

y por siempre, que sea

polvorinero de tus cadenas.

¡Izquierdo, costero, nos quedamos,

ole mi Cristo huelvano

vamos al cielo con Él!

¡He dicho!

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios