Semana Santa

"Iglesia e instituciones deberíamos trabajar juntos en barrios marginales"

  • El prelado considera que la crisis afecta a toda la persona y considera que en el fondo estamos ante una crisis de valores · Cree que es una buena oportunidad para que la sociedad reflexione sobre el tema

El obispo de Huelva José Vilaplana Blasco, cree que las instituciones tanto civiles como religiosas pueden hacer un buen trabajo conjunto que beneficie a los más necesitados en Huelva, a través de proyectos concretos más en este tiempo de crisis.

-Este año celebra sus bodas de plata de obispo, ¿cómo valora este tiempo?

-Por una parte parece una etapa de tiempo que fue ayer, pero si entras en la cantidad de experiencias que has tenido es como si te llenara toda una vida. Te ayuda a dar gracias a Dios, fue una sorpresa recibir una carta personal del Papa en la que me invita a dar gracias a Dios, a seguir predicando la bondad de Dios.

-¿Cuál ha sido el mejor momento y el más difícil?

-Recuerdo cuando recién ordenado obispo daba la bendición a todos por el pasillo de la catedral y se cantaba el Magníficat, que me había acompañado en el Seminario, en ese momento expresaba muy bien los sentimientos de mi corazón; los rostros de mis feligreses, familiares, o el de un niño del tribunal tutelar de menores que salió a saludarme. El más difícil fue el entierro de un matrimonio muerto en un atentado terrorista en Santander. Presidir un funeral en un clima de tanta tensión como se crea, ante los huérfanos decir una palabra pública de condena y rechazo de ese acto y a la vez sostener la esperanza que tiene delante y decir una palabra desde Cristo, fue un momento de los más difíciles

-¿Es una ocasión para invitar a seguir el sacerdocio?

-El Seminario ha sido una constante de alegría y preocupación en estos 25 años. A los jóvenes hay que decirles que no solo vale la pena sino vale la vida entera entregarse a este ministerio.

-Pero no hay muchas vocaciones.

-Este año en toda España la linea ha comenzado a subir, es una experiencia que hemos tenido también en nuestra Diócesis, esperemos que se pueda mantener.

-¿Por qué le cuesta tanto a los jóvenes llegar al sacerdocio?

-Los estudiosos dicen que les cuesta tomar decisiones para toda la vida, eso también repercute en el matrimonio y en otro tipo de decisiones que impliquen una dedicación total. Estamos en una cultura de tramos cortos, de pequeños plazos. Cuando un joven se decide a dar la vida por Jesucristo lo hace de todas a todas.

-¿De qué manera se acerca la Iglesia a la crisis económica?

-La estamos notando principalmente en la demandad de ayuda a través de Cáritas que está multiplicando sus esfuerzos. Hay otras preocupaciones porque esta crisis también ocasiona preocupaciones en la familia y la gente quiere ser escuchada. Afecta a toda la persona y es verdad que en el fondo es una crisis de valores. Ojalá sepamos convertirla en un momento de reflexión para fundamentar mejor nuestras relaciones personales y sociales.

-La Cuaresma se plantea como tiempo para la reflexión, ¿se para la sociedad a ello?

-Una dificultad que tiene nuestra sociedad es que vamos muy de prisa, estamos sobrecargados con nuestros horarios y no es realmente una sociedad que propicie la reflexión, en general. Lo más dramático es que podamos convertirnos en una sociedad superficial y a mí me está preocupando mucho precisamente el que no tengamos tiempo o condiciones para ponderar las cosas y creemos una sociedad superficial.

-Este año el gesto solidario de la Cuaresma está destinado a Haití.

-Hemos querido ayudar a Haití más allá de la primera colecta del impacto del dramatismo inicial, porque va a necesitar ayuda cuando deje de ser noticia, en un proceso más largo. Por eso pensamos en encauzar la ayuda a través de Cáritas Nacional y Cáritas Haití, esperando que nos puedan decir en qué ayuda concreta para que se pueda visualizar. La experiencia del pasado año fue muy positiva y esta esperamos que sea igual.

-¿Esto no quita otras atenciones de la Diócesis?

-No, seguimos viendo las necesidades en el terreno de Cáritas, en proceso del equilibrio que hay que ir guardando; este año el gesto solidario iba a ir dirigido a Cáritas Diocesana, pero se ha quedado pendiente por el dramatismo de Haití. Aquí el gesto solidario que esperamos poder hacer es cómo ayudar al inmigrante enfermo, porque también enferma, se opera, tiene un postoperatorio necesita atención, ese es un desafío.

-¿Cómo es la relación del obispo con las instituciones y los políticos de Huelva?

-Correctas, cordiales, respetuosas e independientes en el sentido que procuro respetar el ámbito propio de cada institución. Quizás necesitaríamos plantearnos más en común proyectos en favor de algunos barrios de nuestra ciudad afectados especialmente por la crisis y en los que hay más peligro de marginación.

-¿Qué le parece que los políticos aparezcan en las procesiones y promueven la Ley del Aborto o la retirada de los crucifijos?

-Me preocupa esta situación, porque parece contradictoria. Por una parte agradeces que las instituciones estén presentes en manifestaciones religiosas, pero a mí me gustaría también que se valorara lo que son expresiones religiosas en otros ámbitos que no es el de la calle. Tenemos una historia muy pendular y necesitaríamos una reflexión más en profundidad sobre este tema, para que pudiera existir una mayor coherencia.

-¿Cómo afecta a la Iglesia el que aparezcan denuncias de abusos sexuales?

-No cabe duda que es un tema que nos está haciendo sufrir. Primero porque son minorías que empañan a la mayoría; segundo, porque son problemas que no son exclusivos de la Iglesia, sino que están presentes en la sociedad y en otros ámbitos. La utilización de estos datos refiriéndolos sólo a la Iglesia puede dar la impresión que sólo ella tiene este problema. Últimamente he estado en un encuentro mundial, donde me han dicho que en una nación ha habido 17 casos que afectaban a la Iglesia, pero 500 al resto de la sociedad y sólo los de la Iglesia han aparecido en los diarios. No quiero justificar ninguno de ellos, pero no se ve como un tema exclusivo de la Iglesia y actual, cuando muchos de estos casos se refieren a épocas pasadas y, por tanto, hay una acumulación de datos que quitan la verdadera perspectiva.

-La nueva Ley del Aborto es ya una realidad, para algunos es una confrontación de la Iglesia con la sociedad.

-Me avergüenza como persona que se pueda considerar un derecho la eliminación de criaturas humanas que van a a nacer. Creo que falsamente se puede ver como una confrontación con la Iglesia. Si la Iglesia dice no matar al niño en el seno de la madre, entonces me estoy confrontando, como si quisiera imponer mi moral a la gente y si digo no robarás estoy intentando también imponer mis convicciones a la gente. Creo que ese planteamiento de confrontar a la Iglesia con la sociedad no es adecuado, hay una Iglesia que defiende la condición humana que coincide con otras muchas personas que razonablemente también la defienden.

-¿Por qué no se volara todo lo positivo que hace la Iglesia?

-He oído a un profesor italiano, Andrea Riccardi, decir que como en Europa muchas convicciones e ideologías han caído parece como que el árbol de la Iglesia es el que está manteniendo todavía unas raíces que conectan con nuestra cultura y, por eso, ese árbol es molesto.

No considero justo que de la Iglesia los grandes medios de comunicación permanente digan los defectos y silencien sus servicios. Por ejemplo, en muchas informaciones de Haití no se ha mencionado nunca a Cáritas o a la Iglesia, o que había muerto el arzobispo, en ciertos programas parecía que la Iglesia no existía en Haití, cuando hay muchos misionero de España a los que no se le ha reconocido su presencia.

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