Semana Santa

Altura cofrade de La Salud y Santa Cruz

  • Pérez Cubillas y Molino de la Vega arroparon a sus hermandades con gran presencia de gente.

A estas alturas ya nadie puede poner en duda que en Pérez Cubillas hay una cantera cofrade que se evidenció en la tarde de ayer en la salida de La Salud. La juventud de buena parte de los penitentes y la respuesta del barrio y del resto del itinerario, evidenciaron una vez más que el Señor de la Sentencia a atrae a los habitantes de esta parte de la ciudad que ya tienen como propia esta cita procesional del Sábado de Pasión.

El obispo de la Diócesis, José Vilaplana, dirigió unas palabras a los hermanos de La Salud, justo antes de que se abrieran las puertas del anexo, leyendo el pasaje evangélico de la sentencia de Poncio Pilatos. Por su parte, el hermano mayor Cipriano Vázquez, le regaló un cuadro con la imagen del titular y le hizo entrega de un donativo que tiene como destino la obra social del Chad.

El hermoso paso de misterio contaba este año con una nueva figura: un esclavo etíope. Tras una magnífica salida ejecutada por los costaleros -propios y de otras hermandades- bajo las órdenes de Juan Vicente Rivas y Jaime Martín Arenas, el Señor se detuvo aún en la calle Río Guadalquivir para que Eduardo Hernández Garrocho cantara por segundo año La Sentencia en toná. Quien también repetiría este año sería el acompañamiento musical de la Agrupación Musical Santísimo Cristo del Amor. Las calles de Pérez Cubillas se hicieron intransitables en los tramos por los que pasaba La Salud dejando tras su paso un profundo sentimiento y compromiso.

Lejos de allí y tres horas más tarde, la plaza de La Merced se llenaba de belleza ante la salida del impresionante paso de la Santa Cruz que abría lallamada del muñidor. La sobriedad de estos cofrades se ganaba el respeto del gran número de personas que se daba cita en el céntrico enclave. La interpretación de motetes y la música de cámara acompañaban el séquito. Aún cuando éste se encontraba en el porche del antiguo convento, el paso del Señor de la Providencia recibía la ofrenda de la facultad de Empresariales de manos de su decana. Antes del inicio, los cofrades de la Santa Cruz recibían la visita del obispo de la Diócesis y se hacía una oración en favor de la vida, que fue repartida entre los asistentes a la procesión y que concluye:“Líbranos de las falsedades que atentan contra el don de la vida”.

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