Celíacos

La celiaquía es la enfermedad crónica intestinal más frecuente en nuestro país

La enfermedad celíaca es una intolerancia permanente al gluten que, en individuos predispuestos genéticamente, produce una lesión grave en la mucosa del intestino y provoca una atrofia de las vellosidades intestinales, lo que determina una inadecuada absorción de los nutrientes de los alimentos (proteínas, grasas, hidratos de carbono, sales minerales y vitaminas). El gluten es una proteína presente en algunos cereales como el trigo, cebada, centeno, trúcale (híbrido de trigo y centeno) y, posiblemente, la avena.

La sintomatología de esta enfermedad es amplia y variada, sin embargo, lo síntomas pueden estar ausentes, lo que dificulta el diagnóstico. Los síntomas característicos de la enfermedad celíaca son, la diarrea crónica, distensión abdominal, carácter irritable, deposiciones blandas, frecuentes, abundantes, pálidas y fétidas, disminución del panículo adiposo, palidez, anorexia, hipotrofia muscular, especialmente de miembros y de nalgas, debilidad generalizada, vómitos y estreñimiento.

La prevalencia de la EC en España es aproximadamente de 1 por cada 100 personas nacidas vivas, siendo la enfermedad crónica intestinal más frecuente en nuestro país. Su base genética justifica que pueda haber más de un paciente celíaco dentro de una misma familia. Se puede presentar tanto en niños como en adultos.

El diagnóstico se realiza mediante una biopsia intestinal. Para realizar esta prueba es necesario que no se haya retirado el gluten de la dieta. Además una sencilla analítica de sangre, que incluya los marcadores serológicos de la EC puede determinar con un alto porcentaje de probabilidad la celiaquía y ayudará al médico especialista a proseguir el diagnóstico.

Existen grupos de riesgo en lo que la probabilidad de presentar la enfermedad es más elevada. Se trata de familiares de primer grado (padres o hermanos) de enfermos de celiaquía, los familiares de segundo grado, las personas que sufren enfermedades como la dermatitis uniforme, diabetes tipo I, tiroiditis, hepatitis crónica autoinmune, artritis reumatoide, psoriasis, vitíligo, alopecia arata, así como otras enfermedades autoinmunes. Además también pertenece a este grupo de riesgo, las personas con trastornos neurológicos como la epilepsia o encefalopatía progresiva y enfermedades como el Síndrome de Down y el Síndrome de Turner.

El único tratamiento existente a día de hoy consiste en el seguimiento de una dieta estricta sin gluten de por vida que conlleva la recuperación y normalización tanto clínica como funcional, así como la reparación de la lesión de las vellosidades intestinales.

La complicación más grave de la EC no tratada, o tratada de forma no correcta, es la posibilidad de desarrollar un cáncer intestinal. Si no se trata, también pueden aparecer problemas derivados de la desnutrición, carencia de hierro y vitaminas. Hay que recordar que la ingesta de pequeñas cantidades de gluten ya puede producir lesión en las vellosidades intestinales, aunque a veces estas lesiones no van acompañadas de síntomas clínicos. Así que ante la duda de si un producto tiene gluten no lo consuma.

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