Córdoba

Un pionero del rock

  • El Festival de la Guitarra de Córdoba recibe a una de las grandes figuras de la música popular del siglo XX, Chuck Berry, que actúa en el Teatro de la Axerquía

Hay algo carnívoro en su gesto que se disuelve en la geografía un poco acuosa de su mirada. Ojos extraños de quien está dispuesto a depredar o a abrazar, ojos juveniles traspasados por el tiempo y los acordes. Cumplirá 82 años el próximo octubre y sigue recorriendo el mundo con su guitarra, sus melodías y sus tormentas. Se llama Charles Edward Anderson Berry y es una de las figuras más influyentes de la música popular del siglo XX, pionero del rock y autor de himnos generacionales como Johnny B. Goode o Maybellene. Este año encabeza el cartel de la 28ª edición del Festival de la Guitarra de Córdoba, donde actúa esta noche después de la cancelación de la fecha inicial del concierto (7 de julio) por la muerte de su hermano.

La cita es en el Teatro de la Axerquía, uno de los escenarios del festival (que comenzó el 4 de julio y se extenderá hasta el próximo viernes) junto al Gran Teatro, el Teatro Cómico y el Patio Barroco del Palacio de la Merced. Como en otras ocasiones, la organización ha apostado por una gran leyenda de la guitarra para potenciar el prestigio de un encuentro que persigue una mayor consolidación en el competitivo verano musical español y que también ha convocado a Gary Moore, Tomatito, Estrella Morente y Dulce Pontes, Roger Hodgson, Scott Henderson, Marcus Miller, Oregon y Djavan, entre otros grupos y artistas representantes de distintos géneros, del rock al flamenco pasando por el blues.

La trayectoria artística de Chuck Berry, nacido en 1926 en St. Louis (Missouri, Estados Unidos), abarca más de medio siglo. Admirado e imitado por algunos de los grandes músicos de las generaciones posteriores (de Keith Richards a John Lennon), Berry partió del blues y la herencia country para conjugar un estilo y una manera particular de entender la música que colaboraron decisivamente, junto a las aportaciones de otros artistas, en la configuración del floreciente rock and roll, lenguaje de la juventud americana en las décadas 50 y 60 y cuyo auténtico rey fue Elvis Presley. Para ello resultó fundamental la relación de Berry con el músico Muddy Waters y la compañía discográfica de Chicago Chess Records, que produjo su primer disco en 1955, Maybellene. El tema principal de este trabajo ocupó los primeros puestos en las listas de música negra de las emisoras de radio estadounidenses y permitió a Berry consolidar su sueño de dedicarse profesionalmente a la música. En sus primeras giras llegó a tocar en los teatros Paramount y Apollo de Nueva York. Había nacido una estrella.

Y pronto se convierte en una celebridad. A la luminosa cualidad de su música y la capacidad narrativa de sus letras se suman su desparpajo sobre el escenario, su peculiar manera de moverse (duckwalk, paso del pato) y ciertos episodios que le confieren un carácter polémico del que ya nunca conseguirá desprenderse. Llegó a pasar casi tres años en la cárcel, acusado de trata de blancas después de una extraña relación con una joven de origen apache a la que conoció en México. Cuando salió, en 1963, encontró un panorama musical muy distinto del que había dejado, con los Beatles y los Stones como los reyes de la escena. Pero se adaptó a los tiempos, hizo cambios en su música y en su estética, salió de Estados Unidos, se reinventó, buscó su sitio, creció como artista, conectó bien con la contracultura de la época, consiguió el mayor éxito de su carrera con la oda a la masturbación My ding-a-ling y siguió protagonizando periódicamente algún que otro escándalo (entre los más celebres figuran su procesamiento por evasión de impuestos y su pelea en unos camerinos con Keith Richards).

En Wentzville, Missouri, abrió un restaurante y creó el Berry Park, un espacio para festivales de música. En los años 80 ingresó en el Rock’n’Roll Hall of Fame, ganó un Grammy, protagonizó el filme documental Hail! Hail! Rock and Roll y publicó su autobiografía.

Chuck Berry ha sido definido como “el padre negro del rock and roll”. Representante de una época en la que la música apostó por nuevos códigos para conectar con el público (sobre todo, con el más joven), Berry nunca se ha resignado a quedar encerrado en los corchetes de una coyuntura histórica. Un afilado sentido de la intuición, un magnetismo a prueba de modas y una evidente pasión por lo que hace le han permitido prolongar su presencia en la primera línea musical durante cinco décadas. Dicen que es hostil y hermético, brusco, inteligente, sensible, contradictorio. Ha conocido la gloria y la miseria, tiene mucha vida dentro, demasiada para pensar en colgar la guitarra.

Y hoy actúa en Córdoba, en el principal festival de música de la ciudad, en un teatro al aire libre acompañado por Charles Berry Junior (guitarra), Darlin Ingrid Berry-Clay (voz y armónica), James Marsala (bajo), Jean Michel Biger (batería) y Daniel Rossing (teclado). Una noche con uno de los grandes pioneros del rock: octogenario, virulento, esencial.

> Chuck Berry actúa esta noche en el Teatro de la Axerquía de Córdoba. Más información en www.guitarracordoba.com

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