Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Psicosis curricular

Si de algo va a servir el 'caso Cifuentes' es para que mucha gente se cuide de engañar y de aparentar con sus datos

Responsable de logística y distribución de productos agroalimentarios de una conocida multinacional". Quien esto escribió en su currículum del partido era un honrado repartidor de donuts en su furgoneta por los barrios. Y no engañaba, pero le debió parecer poco denominar así su profesión. O tal vez fue al partido al que le pareció poco y fue éste el que lo adornó, quién sabe.

Si de algo va a servir el llamado 'caso Cifuentes' es para que mucha gente se cuide a partir de ahora de no engañar, manipular, engordar, adornar o falsear un currículum, desde un concejal a un ministro, o incluso a cualquier profesional ajeno a las responsabilidades públicas. Tras las fake news, los fake CV. Tiempos de falsedades. Estos días, tras el escándalo, en muchos sitios se han cambiado como por arte de magia muchos currículum y perfiles expuestos en soportes digitales. Afortunadamente, siempre quedarán por alguna parte los currículum impresos, pues el papel sigue siendo importante y gracias a él la memoria es mucho más fiable.

Tras el mencionado caso se ha abierto una especie de veda para la búsqueda de impostores, que hay muchos más allá de Cifuentes, como se está viendo estos días. Hay muchas formas de mentir, desde inventarse un título que uno no tiene a presumir de cursos a los que no se ha ido. Un mentiroso es un mentiroso, independientemente de su ámbito de competencia institucional o profesional, no hay duda. Y eso es lo que realmente importa. Lo grave de Cifuentes no ha sido cursar un máster casi sin darse cuenta y lucirlo públicamente, sino la gestión que hizo de su defensa, en sede pública, cuando llegaron las acusaciones de no haberlo realizado. Tampoco volverá a ser lo mismo la Universidad española tras este caso, pues la expedición de títulos como churros para obtener ingresos sin importar la calidad ha quedado puesta de manifiesto. No es de extrañar que hayan quedado devaluados muchos títulos en un país en el que durante un tiempo se valía más por eso que por lo que realmente importa en muchas profesiones: valores como la eficiencia, la eficacia y el buen hacer.

El 'efecto Cifuentes' llegó a Jerez como a muchas otras ciudades y todo el mundo en el Ayuntamiento se convirtió en sospechoso de haber mentido o manipulado sus currículum, desde la alcaldesa al último concejal. Que si Mamen Sánchez ha escrito su título de maneras diferentes, que si Antonio Saldaña tiene muchos títulos, que si los de Ganemos, tan transparentes ellos, no había puesto sus currículum en el portal de transparencia... ¿Se investigarán todos los exámenes de nuestros políticos desde su infancia por si alguno ha copiado? Psicosis curricular, lo que faltaba en un ayuntamiento donde cualquier excusa es válida para desviar la atención de los asuntos que realmente importan a los ciudadanos. Con todo, nos sigue faltando mucho terreno todavía que recorrer en un país en el que mentir, por la razón que sea, todavía no es motivo suficiente como para presentar una dimisión. Y aparentar, este caso a través de las palabras, es un vicio del que hacen gala quienes no tienen otros argumentos para hacerse valer. Bueno es que empiecen a caerse muchas caretas.

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