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El origen de la danza y la veneración al Patrón alosnero

En la provincia de Huelva hay importantes ejemplos de danzas festivo-rituales, de las que en la actualidad se pueden contabilizar un total de 16 en doce municipios diferentes, sobre todo de las comarcas del Andévalo y la Sierra. Una de las más destacadas es la de los Cascabeleros, que identifica a todos los varones alosneros.

La veneración de los alosneros por San Juan Bautista se pierde en el tiempo. Sin embargo, el culto al santo no quedó oficialmente instituido en Alosno hasta época reciente, cuando el 8 de enero de 1958 fue erigido canónicamente como Patrón del pueblo.

La danza de los cascabeleros se entiende como una manifestación de devoción, quizá la más importante junto con la imagen del santo, puesto que no se concibe la fiesta sin su presencia, y siempre que se danza debe estar presente algún emblema representativo del mismo, como el estandarte o la bandera.

Son cascabeleros por las cascabeleras o abrazaderas que portan ajustadas a los tobillos repletas de pequeños cascabeles engarzados.

Para ser cascabelero es necesario pasar por un sorteo anual entre todos los hermanos que quieran optar a ello. Únicamente se puede ser cascabelero durante cinco años. Tras el sorteo queda establecido quiénes serán los 19 cascabeleros que salen en la procesión de ese año.

El protagonismo de estos danzadores se acentúa en el ensayo general que se realiza el día antes de la procesión, que tiene una significación especial. Este definitivo ensayo es considerado como una prueba final, no sólo para los danzantes, sino para todos los alosneros que asumen estar preparados para celebrar San Juan.

En el esperado día de San Juan, los cascabeleros intervienen en diversas secuencias de la fiesta, tras una larga noche marcada por la Alborá. A primera hora de la mañana, danzan en el interior de la Casa de Hermandad de San Juan Bautista. Los cascabeleros (sólo los adultos) interpretan en coro todas las mudanzas. Después vuelven a danzar también en coro entre los dos paseos que confluyen en la Calle Nueva. En esta ocasión se añade al coro el grupo infantil de cascabeleros y en el centro del círculo se colocan, junto al maestro de ceremonias y los tamborileros, mujeres y niñas con el estandarte y guión de San Juan Bautista, vestidas con el tradicional traje de galana de Jueves de Comadre, que las alosneras solían vestir el jueves tras el Miércoles de Ceniza, y que consiste en una blusa bordada de cochinita, corpiño, falda de palitos, saya o guardabajos, banda a la cintura, medias de espiga y mantilla.

Seguidamente se inicia la procesión del santo. Al salir de la iglesia las andas con la imagen se produce una espectacular traca de cohetes y los cascabeleros inician la danza con la folía de recibimiento. Desde este momento, y durante todo el recorrido procesional, los cascabeleros irán danzando sin cesar. Terminada la procesión se oficia una misa tras la cual los cascabeleros vuelven a danzar en el interior del templo. Esta secuencia final resulta de gran emotividad porque a los cascabeleros se les añaden todos aquellos hombres que lo deseen. Suelen ser alosneros que fueron cascabeleros con anterioridad. Para la última de las mudanzas, la folía, se retiran los agregados y terminan los cascabeleros alzando los brazos y haciendo una reverencia al Santo.

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