cartaya

El hermano del asesinado a palos en un pinar hace 17 años reclama justicia

  • Hoy se cumplen 17 años de un crimen que conmocionó a la localidad

  • La víctima fue encontrada en el paraje conocido como Cañada del Pantano, donde tenía los boliches

Un auténtico Expediente X, al menos en eso parece que se ha convertido el caso sin resolver del carbonero cartayero Juan José Ribero Cordero, que con 53 años de edad apareció "asesinado a palos" hace ahora 17 años en uno de los puntos más recónditos del pinar cartayero: el paraje conocido como Cañada del Pantano, donde tenía los boliches para la producción de carbón vegetal.

El caso provocó entonces una enorme conmoción en Cartaya, además de un gran revuelo mediático que atrajo numerosos medios de comunicación incluso a nivel nacional. Pero en el triste aniversario de la aparición de su cadáver, la única persona que sigue no sólo recordándolo, sino reclamando justicia por tan macabro crimen, es el único familiar que ya en el momento de su muerte le quedaba. Se trata de su hermano, el vaquero y también carbonero Manuel Ribero Cordero, que además fue quien encontró su cuerpo en un regajo, a unos 200 metros del lugar donde tenía los boliches y cuando llevaba ya cuatro o cinco días sin vida. Un hecho que lo situó en los primeros momentos de la investigación entre los sospechosos del homicidio, lo cual fue descartado tras las pruebas de ADN que le fueron practicadas.

A sus 70 años de edad y con un par de viejas fotografías de su hermano en las manos -una del Servicio Militar y otra de su carné de identidad-, Manuel Ribero vuelve a desempolvar la trágica historia de Juan José y, en el punto exacto donde halló su cadáver, asegura a que aún le quita el sueño su pérdida, así como saber que el asesino de su hermano sigue en la calle sin haber pagado por el crimen.

Pero "lo peor de todo", añade, es que después de 17 años el tiempo sigue pasando y "parece que el caso se lo haya tragado la tierra". De hecho, afirma, "a mí no se me ha facilitado ni un solo documento del tema, ni tan siquiera el informe forense que me permita saber de qué y cómo murió exactamente mi hermano".

"He ido durante todo este tiempo al juzgado de Ayamonte para intentar hablar con el juez; y a Huelva para intentarlo igualmente con la Guardia Civil, pero nadie me recibe ni me dice nada" apunta. Dada la situación "incluso he contratado a abogados que hasta el momento tampoco han podido averiguar nada, ni acceder a documentación alguna relativa al caso de mi hermano". "El letrado me comenta -asegura- que es el caso más raro que ha visto, que no se le ha dado nunca una situación en la que no aparezca ni un solo papel".

"Mi hermano apareció muerto y amarrado con una cuerda. Yo fui quien lo encontró porque me dijeron que llevaba varios días sin ir a coger fresas a la finca donde entonces trabajaba. Vine a comprobar si estaba donde tenía los boliches, y cuando llegué ya hacía cuatro o cinco días que estaba muerto. Avisé a las autoridades, y cuando llegó la Guardia Civil, el juez y el forense, me retiraron de aquí y no vi más a mi hermano ni supe nada más de él" atestigua.

Por otra parte, según publicó Huelva Informaciónen septiembre de 2005 (cuatro años después del asesinato de Juan José), el caso estaba entonces archivado provisionalmente por el Juzgado número 3 de Ayamonte, a la espera de poder seguir su instrucción si se aportaban evidencias claras sobre la autoría de los hechos. Una posibilidad en aquel momento complicada dado el tiempo transcurrido desde el suceso, y los escasos resultados obtenidos a raíz de la investigación que dirigió el Grupo de Homicidios de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Huelva durante tres años, en la que trabajaron una veintena de agentes y en la que fueron practicadas más de 30 pruebas de ADN a los sospechosos, que conformaron un informe policial con más de 2.000 folios.

"Sólo pido que alguien me ayude como sea -señala hacia el punto exacto donde halló el cuerpo sin vida de su hermano- para que por lo menos se investigue a algunas personas que podrían haber sido los asesinos, y esto se resuelva". "Mi hermano era una persona que no tenía problemas con nadie. Él se dedicaba a hacer carbón y el año que lo mataron era la primera vez que había ido a coger fresas", asegura, a lo que añade que "lo único que quiero es que quien haya sido, pague por ello; esto está muy escondido, muy retirado de las carreteras y muy poca gente sabía que él estaba aquí".

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