doñana. regeneración de la zona calcinada

La fuerza de la vida

  • La zona afectada por el incendio originado en La Peñuelas comienza a cambiar el negro por colores vivos

  • A partir del mes de julio se elaborará un plan de restauración

Casi un año despues del incendio Doñana.

Casi un año despues del incendio Doñana. / Josué Correa

Un contraste radical de colores impera en Doñana. La explosión de la primavera se ha dejado notar en el parque, que convive con las importantes secuelas del incendio de las Peñuelas, declarado el verano pasado. El color negro parece dispuesto para acentuar los tonos vivos de las flores y los ojos que miran pueden elegir entre belleza o desolación, vida o muerte. Todo es cuestión de percepción, y la naturaleza, que es sabia -tal y como dice el refrán- lo tiene claro. La apuesta es contundente, la vida. No hay más que dar un paseo por los terrenos del parque para comprobar este hecho. La madre naturaleza, como ente propio, sabe lo que hace, es paciente y confía en ella misma. De hecho, la capacidad de regeneración es un elemento muy importante a tener en cuenta por todo el personal técnico implicado en la recuperación del área afectada por el incendio. De esta forma, la restauración cumple con la normativa del espacio natural de Doñana en cuanto a su planificación, que dice que en los sitios que haya surgido un incendio, el plan de restauración no se puede formular antes de que haya pasado un año desde que se quemó. La explicación es sencilla, ya que "hay que evaluar la respuesta de la naturaleza con la idea de que lo que vaya a hacer el hombre se adapte a la naturaleza y no al revés", tal y como ha declarado a Huelva Información Miguel Ángel Maneiro Márquez, coordinador del Grupo de Trabajo que se creó durante el incendio para gestionar las acciones a llevar a cabo, y que a día de hoy sigue en activo. Este grupo de trabajo está formado por especialistas técnicos y científicos de diferentes ámbitos como el Espacio Natural de Doñana, la Estación Biológica de Doñana del CSIC, el Departamento de Restauración de Ecosistemas, el de Gestión del Medio Natural, el Departamento de Equilibrios Biológicos, técnicos de la Red Ambiental de Andalucía (Rediam) y de la Agencia de Medio Ambiente y Agua (Amaya) así como miembros de varias universidades andaluzas, como la de Huelva, Sevilla y Granada.

Desde la extinción del fuego, concretamente el 4 de julio del año pasado, han sido muchas las tareas que se han llevado a cabo desde la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, la cual ha contado con la colaboración y el apoyo del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente debido a la magnitud y gravedad de los hechos. El Grupo de Trabajo es el que coordina y supervisa una serie de actuaciones necesarias y previas al proceso de reforestación. Para dicho proceso se redactará un plan de restauración durante los tres primeros meses posteriores a la fecha del primer aniversario del incendio, es decir, durante los meses de julio, agosto y septiembre de este año. El plan de reforestación se llevará a cabo de forma efectiva durante el último trimestre del presente año.

Las actuaciones previas a la restauración se han realizado conforme a dos líneas de actuación. Así, por una parte está el seguimiento y evaluación del área quemada y, por otra, las obras de emergencia y urgencia, que se llevaron a cabo justo después de la extinción del fuego y que no se consideran estrictamente de remediación pero que fueron importantes, puesto que tienen que ver con la seguridad de las personas. En cuanto a esta segunda línea se procedió a la retirada de árboles quemados con riesgo de caída en zonas transitadas y la retirada de la pasarela en Cuesta Maneli. Igualmente se repusieron biondas en vías de uso forestal y talanqueras de equipamiento de Medio Ambiente.

Actualmente, se están terminando de ejecutar otras actuaciones que comenzaron poco después de la finalización del incendio y que tienen que ver con las medidas de urgencia, financiadas tanto por la Consejería como por el Ministerio de Medio Ambiente, para frenar la erosión eólica en el Médano del Asperillo, zona de dunas entre Mazagón y Matalascañas. Con respecto a la erosión, Maneiro ha explicado que tras un incendio "se ve afectada la vegetación que cubre la zona" y que "con las lluvias y la acción del viento empieza a haber un riesgo de erosión" sobre el que hay que actuar, que "no puede esperar un año", necesario para el plan de reforestación. Asimismo, el coordinador del grupo de trabajo ha informado de que por ser una zona dunar, muy sensible, "todo el trabajo se ha estado haciendo de forma manual y no ha entrado maquinaria", para minimizar el impacto que ya supone la actuación del hombre. De esta forma, se han acordonado árboles quemados en el suelo, cubriéndolos, "de manera que protejan a la arena del arrastre del viento", tal y como ha informado Maneiro, además de otras acciones encaminadas a minimizar el impacto negativo del fuego.

Otra de las áreas en las que se han realizado trabajos previos es la de Arroyo del Loro, lugar "muy importante para la conservación por la flora que tiene", según Maneiro, y donde se han llevado a cabo tareas como la corta de pinos quemados y la construcción de fajinas para la corrección de la erosión en taludes. Estas acciones son muy valiosas porque tal y como ha señalado Maneiro, "el rebrote de la vegetación nace en el suelo y si este se cubre por la ceniza o la erosión no puede hacerlo", por lo que se ha trabajado con intensidad para permitir ese rebrote tan fundamental. Además, retirar infraestructura en desuso y especies de flora exótica invasora, así como la poda del alcornoque, también han sido actividades ejecutadas en esta parcela.

Igualmente, entre las medidas de urgencia también se ha mejorado el hábitat en las lagunas temporales del manto eólico, el entaramado de madrigueras de conejo en el hábitat del lince ibérico, así como la protección de árboles vulnerables a la herbivoría.

Por otro lado, además de las labores de remediación, se ha realizado un trabajo primordial como es la recogida de semillas de las especies autóctonas de la zona, necesarias para el proceso de restauración. En estas labores también se han implicado la red de viveros -en lo que se refiere a la flora silvestre general- y los jardines botánicos de la Junta de Andalucía. Estos últimos se ocupan de la conservación de la flora amenazada presente en el área del incendio.

De forma paralela a todas estas labores, como se mencionaba anteriormente, se ha hecho un seguimiento pormenorizado de toda la flora y la fauna del parque para que este verano los técnicos y científicos del grupo de trabajo comiencen a trazar de una forma definida el plan de restauración. Así, por ejemplo, el equipo del lince ibérico de la Junta de Andalucía ha evaluado el impacto del incendio sobre el lince así como la presencia de ejemplares afectados y han realizado propuestas para su conservación. De igual manera se ha hecho con el resto de especies que cohabitan en la zona. Tal y como ha comentado el coordinador del grupo de trabajo "estamos evaluando cuál está siendo la respuesta de la flora y la fauna" tras el incendio, es decir, "cuál está siendo la evolución del medio", para de esta forma optimizar al máximo las acciones de restauración.

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