rociana del condado La situación económica afecta al tejido de la pequeña empresa

La crisis se palpa en los bares

  • Muchos establecimientos de hostelería cuelgan el cartel de 'se vende' o 'se traspasa' · Recortar plantillas, abrir más horas, días festivos y diversificar las ventas, claves para sobrevivir

El Lagar, La Bota, Te va Harta, El Punto, Afrodita, Cafetería Los Cuatro Caminillos, El Padrino, Kebab los tres Reyes, El Trastevere (calle La Fuente) conforman el grueso de establecimientos de hostelería que en el último lustro se han visto damnificados por la crisis económica en Rociana del Condado.

Es más, algunos de ellos no han aguantado ni un año de vida, castigados por la pertinaz crisis económica que les ha hecho abdicar ante la falta de clientes y la imposibilidad de hacer frente a los cuantiosos gastos que genera un negocio que, por regla general, abre sus puertas los 365 días del año.

La enorme amalgama de cafeterías y bares que han colgado el cartel de se vende, traspasa o alquila revela la carencia de clientes potenciales en una sociedad cuyo poder adquisitivo ha caído a plomo, obligándola a renunciar asiduamente de estos espacios que, hoy por hoy, conforma prácticamente la única opción de ocio al que tiene acceso la mayoría de ciudadanos en los pueblos.

Los hosteleros encuestados cifran el descenso de la facturación entre un 40 y un 50 por ciento, dejando los beneficios al límite de la subsistencia empresarial.

Bien es cierto que con la llegada del euro los precios se vieron exponencialmente incrementados más allá del preceptivo redondeo de decimales, mientras que incluso algunos productos se encarecieron casi en un cien por cien. No obstante, desde hace una década, en que irrumpió la nueva moneda, las subidas han sido claramente inferiores al Índice de Precios al Consumo (IPC), e incluso en algunos bares que sirven comida a domicilio se realizan ofertas impensable hace sólo algunos años como dar la bebida al adquirir una baguette.

Antonio José Ortiz, propietario de Cafetería Heladería Oasis, cifra la reducción de su facturación en un 50%. En consecuencia, de los seis trabajadores que mantenía en nómina (incluido él) ahora sólo permanecen tres.

Pero si preocupante es el descenso de clientes, mayor es la proporción en cuanto a beneficios se refiere. El hostelero recuerda que lleva cuatro o cinco años sin subir los precios, mientras que dos de los productos estrella que comercializa: el café y la cerveza, continúan su progresión alcista, cotizándose el barril a 109,90 euros, casi 20 euros más desde que optase por congelar los precios.

Sin embargo, el regente de Mesón La Cepa, Francisco Sánchez, considera que también se ha instaurado una cierta psicosis colectiva que va más allá de lo que a priori podría circunscribirse al menor poder adquisitivo de los ciudadanos.

En este sentido reflexiona que el aumento porcentual de las cifras de paro no es directamente proporcional al descenso de las ventas, (muchos más pronunciadas y abruptas), lo que a que a su juicio implica la existencia de otros factores que podrían corresponderse con esa necesidad de ahorrar ante tiempos de incertidumbre.

Aun así, este veterano hostelero mantiene que su facturación sólo se ha resentido globalmente en un 20 o 25%, quizás porque "toco desde la venta de churros, almuerzos, cenas o venta de mariscos y hielo. Si bajan los desayunos, se compensa con cenas. Eso es algo que, por ejemplo, no pueden decir los bares de copas, porque no abren el mismo número de horas".

Sin embargo, el factor más determinante parece estar en la imposibilidad de hacer frente a los gastos de alquiler. En concreto, excepto uno de la decena bares subrayados con anterioridad, el resto tenían que destinar parte de sus beneficios a este concepto que, en última instancia, ha terminado pasándoles factura. Bien es cierto que la cotización de los alquileres de los locales comerciales ha descendido sensiblemente, si bien los empresarios consideran que dado el actual contexto económico son claramente insuficientes.

Estas fuentes señalan que la burbuja inmobiliaria infló los precios muy por encima de su valor real, por lo que su descenso, aunque evidente, continúa sin corresponderse con la situación actual del mercado.

Algunos de estos comercios que se vieron obligados a cerrar sus puertas han afirmado a este periódico que había meses que ganaba menos dinero que el propietario del inmueble: "Te matas a trabajar siete días a la semana y al final lo haces para pagar el alquiler", resaltan.

La situación es extrapolable a muchos pueblos con fuerte incremento poblacional.

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