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Los comerciantes del mercado nocturno ven peligrar su actividad

  • Los empesarios rechazan las medidas adoptadas por el Ayuntamiento con sus negocios

Uno de los puestos del mercado nocturno de La Antilla.

Uno de los puestos del mercado nocturno de La Antilla. / j. landero

Los artesanos y empresarios del mercado nocturno de la plaza de Las Carabelas, en la playa lepera de La Antilla, han mostrado su más rotunda disconformidad hacia las medidas que está adoptando el Ayuntamiento de Lepe en relación a sus comercios, sobrelas que afirman que ponen en "peligro" la continuidad de los mismos y, por tanto, los puestos de trabajo y la forma de vida de las 37 familias que entre Semana Santa y finales de septiembre mantienen en abiertos sus puestos de artesanía, algunos de ellos desde hace ya más de 30 años.

En declaraciones a Huelva Información, la portavoz del colectivo, Ana Pico Fernández, ha relatado que el problema se ha originado tras recibir el Ayuntamiento de Lepe una subvención para la mejora de dicho mercado nocturno y por tanto que "debería ser empleada para cubrir sus carencias", pero que "paradójicamente va a ser empleada para echarnos del mismo".

No reúnen ninguna de las condiciones que necesitamos para nuestro trabajo"

Y es que según prosigue, a finales de septiembre del año pasado la concejala lepera de Mercados, M. Ángeles Lorenzo, mantuvo un encuentro con los vendedores de dicho mercado a petición de éstos y "después de más de un año solicitando al Consistorio explicaciones porque se rumoreaba que iba a haber cambios". En dicha reunión, siempre según el relato de la portavoz del colectivo, se les informó sobre la subvención otorgada al Consistorio, la cual iba a ser empleada en "mejorar el mercado soterrando el sistema eléctrico y cambiando las casetas que hasta ahora veníamos utilizando y que son de nuestra propiedad, por otras que ellos mandarían a fabricar y que tendremos que alquilarles", ante lo cual "se nos aseguró que el alquiler iba a ser modesto, y que los módulos se fabricarían de iguales dimensiones y características que los actuales, abriéndose totalmente frontal y lateralmente, y que cuando tuviesen el prototipo nos lo comunicarían".

A principios de octubre, "y en vista de que no nos enviaban el prototipo, pedimos cita de nuevo a la concejala, la cual es atendida y en la que se nos entregan unas fotografías para que nos hiciésemos una idea de cómo serían las casetas, pero que ya nos lo confirmarían definitivamente más adelante".

Según prosigue Ana Pico Fernández, comenzaron a pasar los meses sin noticia alguna sobre el tema, "aunque lo solicitamos reiteradamente por correo electrónico en diciembre, enero y febrero".

Finalmente el Ayuntamiento reunió a los empresarios el pasado 8 de marzo, donde "para nuestra sorpresa se nos comunica que para poder seguir vendiendo en el mercado ya no podemos solicitar renovación de nuestras licencias, sino que tendremos que volver a licitar, y que de las primeras 50 solicitudes cogerán 32". Una medida que "nos deja directamente sin trabajo y, lo que es más grave, vulnera la normativa que regula el mercado y que nos da un plazo de quince años prorrogables por licencia".

Con respecto a las casetas, en la misma reunión se mostró a los empresarios otros diseños que, a juicio de Ana Pico Fernández y del resto de miembros del colectivo, "son bastante peores que los primeros". No obstante, prosigue, diez días más tarde comenzaron a instalarse ya en la plaza de Las Carabelas los reales, los cuales "son tan horrorosos que ni en la peor de nuestras pesadillas. No por su estética, sino porque no reúnen ninguna de las condiciones que necesitamos para nuestro trabajo". Y es que según prosigue, "no son seguros, no se puede exponer los productos al público porque son cerrados con una sola ventanita de 2,40x1 metros, tratándose más bien de módulos de almacenaje o taquillas de venta de entradas".

Los módulos que el colectivo ha venido usando hasta ahora permitían una exposición de 12 metros cuadrados y "si ahora no podemos exponer, no tenemos posibilidad de vender" añade.

Según concluye, hace unos 15 días el colectivo hizo entrega de un escrito al Ayuntamiento donde básicamente se solicita al equipo de gobierno que no sean licitados de nuevo los negocios, y que las casetas se adapten a sus necesidades. Sin embago, prosigue, "hasta ahora no se nos ha dado contestación alguna, cuando el mercado tendría que haber abierto sus puertas, como todos los años, en Semana Santa".

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