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El centro tecnológico de la carne cierra sus puertas después de 7 años

  • La clausura de las instalaciones se produce por problemas de financiación

Centro Tecnológico Andaluz del Sector Cárnico de Cortegana.

Centro Tecnológico Andaluz del Sector Cárnico de Cortegana. / h. información

El Centro Tecnológico Andaluz del Sector Cárnico (Teica) de Cortegana ha cerrado sus puestas. Diez años después de que se pusiera la primera piedra y siete de su apertura, el complejo de innovación, promovido por la Junta de Andalucía, ha sucumbido aquejado por la gestión financiera.

Según ha podido saber este periódico, el cierre se ha producido tras presentarse un preconcurso de acreedores, debido a problemas de financiación. La clausura fue a primeros de febrero, pero no ha trascendido hasta ahora dado el hermetismo que se ha producido tanto desde el patronato del mismo como de la Junta de Andalucía, propietaria del edificio que alberga el Teica.

La Junta de Andalucía, propietaria del edificio, concede anualmente subvenciones al Teica

La solicitud del reintegro de al menos una de las subvenciones que el centro tecnológico recibe de la Administración autonómica para su funcionamiento está en el origen del cese de la actividad y con ello el abandono de los proyectos que había sobre la mesa.

Para desarrollar su trabajo, el centro recibe subvenciones de la Junta cuyo destino debe justificar. Además, se financia con las aportaciones de los miembros del patronato. Asistencia tecnológica, formación y proyectos de I+D+i son los principales servicios que hasta ahora ha ofrecido, un amplio abanico con el objetivo de apoyar y dinamizar la industria cárnica.

La imposibilidad de reintegrar la subvención y los problemas de financiación han dado al traste con el Teica que, tras los retrasos para su puesta en marcha que se produjeron, ha desarrollado diversos proyectos para mejorar la competitividad del sector cárnico, atender las necesidades tecnológicas de las empresas, fomentar la cooperación entre ellas y facilitar la transferencia de investigación. Hasta 37 entidades (entre públicas y privadas) constituyeron el centro industrial.

Una vez detectadas las primeras dificultades económicas para su funcionamiento se plantearon varias alternativas. La primera de ellas es que la Junta financie directamente una tercera parte del presupuesto anual del centro tecnológico, en vez de conceder subvenciones, y el resto a través de convenios bilaterales. La segunda es que el edificio pase a ser propiedad del patronato para que así, en caso necesario, pueda hipotecarlo y obtener financiación privada y liquidez. Ninguna de las dos se han llevado a cabo y el método de las subvenciones no ha dado los frutos esperados.

Así, las puertas del Teica permanecen cerradas a cal y canto desde hace unos dos meses. El PP ya alertó del cierre hace unas semanas, coincidiendo con la denuncia sobre la hipotética supresión del Laboratorio de Producción y Sanidad Animal de Aracena.

Desde el PP aseguran que el cierre de ambas instalaciones supone un auténtico varapalo para la Sierra por la consiguiente pérdida de puestos de trabajo y la supresión de actividades relacionadas con el sector cárnico, fundamental para la comarca onubense. El cierre del laboratorio de Aracena afecta a los ganaderos y el Teica a los industriales.

En octubre de 2006 se constituyó la fundación que debía gestionar el Centro Tecnológico Andaluz del Sector Cárnico. Veintisiete socios respaldaron inicialmente su creación. Un año después, en septiembre de 2007, se produjo la colocación de la primera piedra. El parque debía estar listo en el plazo de diez meses. El presupuesto estimado fue de 3,2 millones de euros. El Teica se levantó sobre una superficie de 1.446 metros cuadrados en el polígono industrial El Pontón.

Pero no fue hasta abril de 2010, después de varios retrasos, cuando el centro fue recepcionado por el patronato que debía regir sus funcionamiento. Para esos años contó con un presupuesto de 500.000 euros.

Entonces ya fue objeto de críticas, ya que el centro nació sin presupuestos anuales. La Junta financió su construcción pero no contempló recursos suficientes para su puesta en marcha lo que acarreó varios problemas desde el primer momento, si bien después fueron resueltos.

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