medio ambiente

El buitre negro marca un máximo histórico de 121 parejas reproductoras

  • La colonia onubense de Sierra Pelada consolida su crecimiento en los dos últimos años al avanzar casi un tercio

  • Los ecologistas reclaman un control más intenso para evitar muertes

El buitre negro marca un máximo histórico de 121 parejas reproductoras

El buitre negro marca un máximo histórico de 121 parejas reproductoras

El buitre negro es el indiscutible rey de los cielos europeos. Y en la provincia de Huelva mantiene su reinado más que nunca. El pasado año se registró el mayor número de parejas reproductoras en la colonia onubense de Sierra Pelada. Nunca antes se había alcanzado una cifra de 121 parejas, al menos desde que se tienen registros. Y en el caso de Huelva eso tiene un valor muy importante porque no hay otro lugar en el mundo que tenga un censo continuado tan antiguo, que aquí se remonta ya a 34 años.

El censo que aporta el informe correspondiente a 2016 del Proyecto Buitre Negro, a cargo de la Fundación Bios y la asociación Al Andalus, refleja un aumento del 15,2% respecto al año anterior entre las parejas que ocupan sus nidos en territorio onubense. Respecto a 2014, de casi un tercio, el 27,4%, tras acumular ahora dos años de crecimiento, como tampoco se lograba desde hace más de un lustro. Y mucho mayor es la comparativa con el cambio de siglo: en 2000 se contabilizaron 70 parejas y ahora están registradas 51 más; un incremento del 72,9% para el optimismo.

El dato es esperanzador, por cuanto supone de avance para la supervivencia de la especie más amenazada entre las rapaces de grandes dimensiones en el continente. El buitre negro vuela majestuoso como no lo hace ninguna otra ave en Europa, con sus tres metros de envergadura. Pero eso no le asegura su supervivencia.

Los responsables del Proyecto Buitre Negro, de hecho, recalcan en su informe sobre el año pasado que queda todavía mucho trabajo por hacer antes de cantar victoria. No es fatalismo pero sí reconocen que tras la estadística se detectan "luces y sombras".

Por lo pronto sigue observándose un alto grado de parejas que construyen nuevos nidos para la cría. En 2016, hasta un 17% del total de parejas nidificantes eligieron nuevos emplazamientos en Sierra Pelada. Cierto es, reconocen, que el éxito reproductivo se elevó en ese caso hasta el 76%, frente al 62% al que se limitaron las puestas que prosperaron en nidos construidos en años anteriores. La cuestión es que el cambio de las parejas vislumbra un problema de "inestabilidad de la colonia", especialmente significativo en una especie como el buitre negro, que suele reutilizar sus nidos durante décadas.

Detrás de este comportamiento en Sierra Pelada, aseguran los ecologistas, está la acción humana. La construcción de muchas pistas forestales y la desaparición de buena parte de la masa forestal, cambiando la fisonomía boscosa a una dispersión en los pinares más propia de las dehesas, ha obligado a muchas parejas a mudarse a otra zona para la nueva temporada reproductora. Esto se ha detectado en los últimos años en los dos montes del paraje Solana de Sierra Pelada, que prácticamente han quedado deshabitados por el buitre negro, que se han mudado a zonas más adecuadas para su asentamiento.

Es muy preocupante, destacan, que se detecte una escasa densidad de parejas reproductivas y su bajo éxito en este cometido en zonas donde los nidos "están localizados en pequeñas manchas de matorral situadas entre repoblaciones de eucaliptos". En este tipo de hábitat, el Proyecto Buitre Negro registró 20 parejas que nidificaron, pero con un éxito reproductivo del 45%, tras sólo prosperar la cría de nueve pollos.

En este entorno, el informe de los ecologistas cita como ejemplo la finca propiedad de Ence, que ya en 2015 registró un "paupérrimo éxito", del 38%, alejado del 68% del conjunto de esta colonia ese año. Significativo es el dato también por cuanto no acompañó el crecimiento generalizado de la colonia, cuando alcanzó el anterior máximo histórico en número de parejas reproductoras, con 105 en total, como reflejó el anterior informe de Proyecto Buitre Negro. De nuevo, las luces y sombras en las que insisten desde Ándalus y Fundación Bios.

También se pone ahora el acento en otra zona, Ciries-Peramora, como ejemplo de montes "que no fueron bien gestionados", al contabilizarse cinco parejas en 2016 y solo una cría.

Pero no todo es negativo. En as Bájenas, considerada la zona de Sierra Pelada con el hábitat "más próximo al óptimo", por contar con alcornoques, encinas y pinos aislados en las superficies de matorral más extensas del paraje natural, acogió a 29 parejas nidificantes durante el pasado año, doblando el segundo núcleo más poblado, que contó con 15 parejas.

La otra zona destacada por la estadística es la que sufrió el incendio de 2003, que ha sido ya "recuperada por el buitre negro", por cuanto se ha incrementado un 77% la presencia de ejemplares desde que se produjera el suceso. Hace 14 años nidificaron allí 13 parejas, y n 2016 lo hicieron 23, aunque la deforestación no pasa por alto a la especie, ya que solo se consiguió que salieran adelante los pollos en el 52% de los nidos.

El exhaustivo trabajo que viene haciendo hace años la Fundación Bios y la asociación Ándalus en Huelva hace que mantenga un alto nivel de exigencia sobre las actuaciones de la Consejería de Medio Ambiente. El aumento de protección de los montes es la principal, por el mantenimiento del hábitat natural y, sobre todo por las muertes de ejemplares, muchos de ellos pollos que no llegan a prosperar por causas propias de venenos en el campo, aunque no en todos los casos se pueda demostrar, como las siete crías que se perdieron entre junio y julio, ya en avanzado desarrollo, en las que no encaja otra causa.

Proyecto Buitre Negro destaca el trabajo realizado por la Junta con la "feliz recuperación" de la Comisión de Seguimiento de la especie. Se han adoptado medidas importantes en los trabajos forestales pero, insisten, "hay que retomar la recuperación de los hábitats de nidificación".

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