Provincia

La banda de La Dehesa Golf asalta un nuevo chalé en sólo tres horas

  • Los ladrones sustrajeron 370 euros en metálico y un joyero lleno de alhajas de oro valorado en 15.000 euros · Esperaron a que los inquilinos no estuvieran en casa para perpetrar el robo

Un nuevo asalto a un chalé de La Dehesa Golf sorprendía este sábado a los vecinos de la zona, indignados por la última oleada de robos que sufre la urbanización aljaraqueña a pesar de los refuerzos en la vigilancia policial y de que los propietarios estén extremando las medidas de seguridad en sus hogares.

En esta ocasión, los ladrones eligieron la enorme casa que se levanta en el número dos de la calle Morera, una impresionante vivienda de 1.200 metros cuadrados dividida en tres alas, con dos pisos de altura y un enorme garaje.

Su propietario es Rodrigo Barrera Mora, un empresario de 67 años que guarda una estrecha relación con la industria química de Huelva, natural de la capital y que habita en La Dehesa desde hace cinco años.

En la casa, Rodrigo no vive solo. De hecho, además de convivir con su esposa, lo hace con dos de sus hijas, sus yernos y sus nietos. Para ello, el hogar de los Barrera Mora se divide en tres viviendas cuyas puertas blindadas se distribuyen en torno a un luminoso recibidor de la planta superior, al que se accede a través de una escaleras del parking privado.

La Guardia Civil ha confirmado a la familia que los ladrones les venían siguiendo la pista desde hace varios días. Sabían perfectamente cuáles eran sus costumbres y, simplemente, esperaron a que llegara el momento adecuado. Y es que "es muy complicado que en nuestra casa no haya nadie, porque siempre están mis hijas o mis yernos con mis cuatro nietos", asegura el propietario.

Pero para entender cómo sucedieron los hechos debemos trasladarnos al sábado. Eran las siete de la tarde y la noche había caído ya sobre los tejados de pizarra de la vivienda del empresario. Una de sus hijas había viajado a Sevilla con su familia, la otra estaba en Huelva con su marido y sus retoños. Rodrigo y su esposa, como suelen hacer todas las tardes, habían acudido a Huelva "a realizar compras navideñas a Hipercor, donde estuvimos hasta las 22.00 horas".

Cuando llegó a la puerta principal de su casa, el matrimonio se fijó en un vehículo "blanco, un coche pequeño y viejo que nunca habíamos visto por aquí, algo que nos llamó bastante la atención, pero no nos imaginábamos lo que nos esperaba al entrar en casa".

Giraron la esquina para acceder al garaje de la vivienda. Abrieron la primera puerta sin tener consciencia de que estaba ligeramente forzada y se introdujeron en el interior del recinto vallado. "Metimos el coche en el garaje y subimos a la primera planta, por donde se accede a nuestra casa. Entonces me di cuenta de que la puerta de la casa de una de mis hijas estaba abierta. Empecé a llamarla, pero luego caímos en la cuenta de que su coche no estaba en el garaje y nos acordamos de que habían salido".

Cuando entró en la casa de su hija, Rodrigo descubrió un enorme agujero en la pared. "Empecé a chillar como un loco, me sentía absolutamente impotente. Esto no se lo deseo a nadie". Al mirar a su puerta, descubrió que los cacos habían intentado abrir otro butrón para acceder a su casa, "algo que les fue imposible, puesto que estos muros son mucho más gruesos que los tabiques que separan las viviendas de mis hijas".

A toda prisa, el matrimonio salió del chalé, lo rodeó y entonces se dio cuenta de que "había dos ventanas rotas y habían colocado una escalera junto a la del aseo, por la que accedieron a mi vivienda". Alarmados, salieron a la vía pública pidiendo auxilio y comprobaron con asombro que el destartalado vehículo blanco que habían visto hacía unos minutos se había esfumado. "Llamamos inmediatamente a la Policía Local y a la Guardia Civil, junto a los que entramos en la casa para examinar los desperfectos y averiguar qué nos habían robado".

Según les contaron los agentes, los ladrones accedieron al jardín de la vivienda a través de la puerta del garaje, forzándola levemente para que "pudiera introducirse alguno de ellos, el más delgado, suponemos". La Policía dijo a los propietarios que "son profesionales, puesto que venían pertrechados con deshinibidores de frecuencia para desactivar alarmas", aunque en la casa de Rodrigo no había ninguna. Después, treparon al balcón de la primera planta, rompieron una ventana y se introdujeron en una de las dos viviendas menores. Al encontrar el portón blindado de ésta cerrado con llave y evitando salir de nuevo a la calle, los ladrones decidieron hacer un butrón en el tabique lateral de una de ellas para acceder a la segunda casita menor, cuya puerta principal no estaba cerrada con llave.

"Nos han dicho que iban a por las joyas y a por el dinero en metálico, para lo que usan un detector de metales", explicó. Al no encontrar nada de valor en las viviendas más pequeñas, salieron al recibidor e intentaron abrir otro agujero en la casa de Rodrigo, algo que no lograron conseguir. Entonces bajaron al garaje, revolviéndolo todo a su paso, salieron al jardín y treparon por una escalera hasta la ventana del cuarto de aseo de la vivienda principal.

Allí, la banda de La Dehesa encontró lo que buscaba. Los integrantes de esta banda organizada registraron la casa de arriba a abajo, pero sólo revolvieron las habitaciones en las que había objetos de valor. En la buhardilla, "movieron el piano, el vestidor me lo han dejado todo revuelto y han buscado hasta la saciedad la caja fuerte, pero yo no la tengo aquí por seguridad". No obstante, los rateros consiguieron sustraer "un joyero de mi mujer en el que había recuerdos personales de la familia, mucho oro... todo por valor de unos 15.000 euros", según explicó el propietario del chalé a este diario.

Además, "se llevaron unos 300 euros que tenía mi yerno y otros 70 euros que tenía yo en un cajón". Pero lo que les han robado "es lo de menos. Lo peor es el susto, el pensar en qué hubiera pasado si alguien de mi familia hubiera estado dentro de la casa, la impotencia y los nervios que creo que no se me quitarán hasta dentro de una semana".

Ahora sólo le queda "poner puertas blindadas en las habitaciones y colocar sensores de movimiento tan modernos que estos ladrones no puedan desactivarlos". Sin embargo, "esta noche no podré pegar ojo pensando en que esto puede volver a pasar".

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