moguer | romería de la patrona

Tarde de fervor moguereño

  • Miles de fieles siguen la procesión de la Virgen de Montemayor en el paraje de la ermita, en el acto central de la celebración

  • El regreso al pueblo pone hoy el broche a la romería

Una jornada muy emotiva fue la que se vivió ayer en Moguer, en el paraje de Montemayor, donde la patrona del mismo nombre salió en procesión en una de las actividades más álgidas de un fin de semana de fervor y disfrute en torno a la romería de la Virgen de Montemayor.

La hora prevista de salida de la Virgen eran las seis de la tarde, sin embargo, poco antes de las 17:45 estaba ya fuera de su ermita. Los devotos moguereños no pudieron aguantar más el ansia de portar a la Virgen por el bello paraje de pinares. Antes de comenzar la procesión, los hermanos y costaleros prepararon las andas que sirven para llevar a la Madre de Dios por el terreno del Coto, en unos momentos en los que ya se evidenció el nerviosismo por lo poco que quedaba para la procesión.

La salida del templo fue uno de los momentos delicados de la tarde, ya que el paso tuvo que salir más bajo para sortear el arco de la puerta de la ermita. Además, tras la salida tuvo que bajar varios escalones que también requirieron de la pericia de los hermanos que portaban el paso. Desde ese momento, la Virgen de Montemayor paseó por los pinares en una oleada de peregrinos y feligreses que no querían perderse tal efusión de fe y amor por su patrona.

Los vivas, los cantes y los pétalos de flores acompañaron a la Madre de Dios, que estuvo rodeada por los hermanos, devotos y visitantes que no quisieron perderse la tarde más intensa de una romería tan singular.

Los feligreses se agolpaban en torno al paso de la patrona moguereña, rodeada de miles de personas llegadas desde distintos puntos de la provincia onubense y de fuera, que acompañaron al paso por un paraje donde se evidencia cada año el amor por la naturaleza.

Entre el gentío se encontraban todos los peregrinos de las hermandades filiales que cada año acuden a Montemayor. Precisamente fue el sábado cuando estas hermandades de Sevilla, Huelva, Punta Umbría, Madrid, Arahal y Villamanrique de la Condesa se presentaron ante la Hermandad Matriz de Moguer, acto al que también acudieron las dos asociaciones prohermandad de Lucena del Puerto y Campofrío-La Dehesa de Riotinto.

Uno de los momentos significativos de la jornada de ayer se vivió cuando, tras salir de la ermita, la Virgen visitó la Hermandad Matriz, donde la esperaban los mayordomos, cargos que en esta ocasión han recaído en José Antonio Gómez y Montemayor Blandón, matrimonio moguereño que ha visto cumplido, en estas intensas jornadas, uno de sus mayores sueños.

El veterano matrimonio estuvo acompañado por la directiva de la Matriz, encabezada por el hermano mayor, José Manuel Alza.

Gómez y Blandón no podían contener su emoción y dijeron estar "muy ilusionados" de vivir este año la romería de una forma tan especial. Igualmente, un nutrido grupo de la Corporación municipal también estuvo en un lugar destacado durante toda la romería y en los actos litúrgicos para honrar a la patrona moguereña.

La Virgen de Montemayor llegó pronto a las puertas de la Hermandad Matriz, donde se meció e hizo varias levantás con el esfuerzo y la pasión de los costaleros. La campana bajo la cual se encontraba el Simpecado moguereño no dejó de repicar y sólo paró ante los cantes de la Salve y de otras letras en honor a la patrona del municipio.

Los costaleros no pudieron disimular el esfuerzo que estaban realizando por portar el paso de la Virgen, pero la devoción les mantuvo en sus puestos durante toda la procesión.

Después de esta primera parada, la Virgen pasó por la Hermandad de Punta Umbría que igualmente recibió el paso con el toque de su campana. El tamborilero iba marcando el discurrir de la procesión con su peculiar son, que era sustituido por el tañido de las campanas, cuando la Virgen moguereña llegaba a las sedes de las hermandades.

La Señora de Montemayor visitó todas las hermandades filiales durante una tarde y noche que pusieron de manifiesto la unidad de todos los devotos, de diferente procedencia, en torno a la patrona de Moguer. El plateado paso de palio, de medianas dimensiones, se meció ante cada hermandad y ante cada grupo de fieles que, a lo largo de su paseo por el paraje, le cantaron bellas letras inspiradas en ese amor por la Madre de Dios.

En las paradas de la procesión, los más pequeños también se convirtieron en protagonistas cuando sus padres y familiares les subían al paso de la Virgen para que Ella derramara su gracia sobre los niños. Los vítores se escucharon durante toda la tarde, vivas que salieron de gargantas quebradas por tanta emoción contenida.

Ya entrada la noche, sobre las 22:00, la Santa Madre volvió a su ermita entre el repique de las campanas que recibió a la venerada imagen y a los costaleros y devotos.

El día de ayer había comenzado con uno de los actos litúrgicos más importantes de la romería, como fue la celebración de la Función Principal de Instituto al aire libre, con la asistencia del obispo de Huelva, José Vilaplana, y concelebrada por sacerdotes de Moguer y por los capellanes de las hermandades filiales.

El grupo Orujo puso la nota musical durante la misa, con unas letras dedicadas a la Virgen de Montemayor.

Tras la eucaristía, tuvo lugar un besamanos para que los devotos que lo desearan pudieran estar más cerca de la patrona. La noche anterior, la del sábado, fue muy especial al celebrarse el rosario de las antorchas por todo el pinar, dando lugar a una de las estampas más singulares y bellas de la romería de Montemayor. Largas filas de romeros, ataviados con sus trajes típicos, cantaron el santo rosario en una velada un poco más fría de lo que viene siendo habitual por estas fechas, pero que no quitó las ganas a los devotos de participar en este ritual religioso, que conserva el tipismo de una fiesta ancestral.

El Coto rezumó durante todo el fin de semana el aroma a pinares y aire limpio en unas jornadas frescas y con un sol brillante, que contribuyeron a realzar más la fiesta. El enclave ha estado marcado durante estos días por la presencia de los singulares chozos, donde los peregrinos han pasado ratos de convivencia y diversión en torno a la fe mariana. Los caballos, los carros y charrés han tenido un hueco importante en este paraje natural que cada año acoge a los romeros de una de las festividades más importantes de la provincia de Huelva.

La romería pone su punto final hoy lunes, con la vuelta de los peregrinos a Moguer a última hora de la tarde. Previamente, al mediodía, se reza el Ángelus en la ermita y, a las seis y media de la tarde, antes de salir de Montemayor, se celebra una misa en la que se lleva a cabo la entrega de insignias a los mayordomos de la romería de 2019.

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