OBITUARIO

Manolo Aznar

Hacer obituarios es complicado. Porque es fácil caer en la nostalgia y la adulación, y porque ponemos a prueba la paciencia del lector contando la vida de gente a la que no siempre conoce. Nos vamos a arriesgar hoy. Y le vamos a dedicar esta líneas a Manolo Aznar, un tipo normal y corriente, con sus luces y sombras, sus aristas y sus ternuras, un vecino más de esta ciudad. Nosotros lo conocimos en el período en que se ocupó de la dirección de Cáritas, en la década de los 90, un cargo que ocupó durante varios años, y que supuso una remodelación del trabajo que venía desarrollando esta entidad humanitaria. Ya se estaba dando un giro desde el asistencialismo que la había caracterizado hacia un planteamiento más promocional de las personas. Manolo Aznar supo conducir este momento, y empezar, al mismo tiempo, la interlocución con las administraciones y los agentes sociales, apostando por la coordinación y la complementariedad.

No fueron momentos fáciles, la Iglesia se mueve despacio, y Cáritas es un institución de Iglesia. Con lo que este hombre tuvo que desplegar una diplomacia que no le sobraba, para ir dando pasos en un panorama bastante complejo. Era obstinado, y también resolutivo, así que, frente a los problemas de pobreza y marginación que se fue encontrando, fue articulando medidas concretas. Frente a la cruda realidad de prostitución callejera se puso en marcha un programa pionero de atención a la mujer marginada, que hacía atención directa y prevención de la Salud; frente a la realidad de los barrios periféricos impulsó un programa de atención a menores desde el ocio y la educación; frente a la problemática de las personas sin hogar se montó un centro para atenderlos de forma integral; frente al desempleo se articuló un programa amplio de inserción laboral, que amparó a cooperativas e iniciativas laborales de las personas afectadas. Es decir: veía problemas y los resolvía.

Muchos de estos proyectos siguen hoy en marcha. Otros desaparecieron para dar paso a otras coyunturas. Conformó a su alrededor un equipo de profesionales que dieron recorrido a este cambio en Cáritas, en el que palabras como justicia y promoción adquirían un sentido nuevo. Manolo Aznar no siempre acertó, claro está. Pero en general protagonizó un periodo en la historia de Cáritas bastante determinante, que ha traído a esta institución hasta el día de hoy. Luego se marchó. De forma, digamos, poco gratificante. Siempre le quedó una cicatriz mal cerrada de ese momento. En cualquier caso: nos ha dejado un hombre cuya huella aún está presente en Cáritas Huelva. Descanse en paz.

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