Varios centenares de aficionados a los carros y la equitación se han dado cita este fin de semana en la explanada ubicada junto al recinto romero de la Bella para disfrutar el sábado del VIII Concurso de enganches de cuatro mulos a la larga Ciudad de Lepe que cada año organiza la Hermandad y Cofradía del Cristo de la Misericordia, María Santísima de la Esperanza, San Juan Evangelista y Nuestra Señora del Amor de la localidad costera, y el domingo con una vistosa carrera de cintas a caballo.

Una cita en la que, en el caso de la primera jornada, mostró la fuerza más noble de dichos animales, que tuvieron que tirar de un carro con casi 3.000 kilos de peso a lo largo de un circuito de 1.200 metros, en el que no faltaron obstáculos ni arenales, con el principal objetivo de mostrar la pericia de cada carrero.

El carrero Luis Jiménez, procedente de Villamanrique, se proclama vencedor

En el concurso de enganches la larga participaron un total de diez reatas de cuatro mulos procedentes de diversos puntos y localidades como Lucena del Puerto, Villamanrique de la Condesa, Palos de la Frontera, Lepe y la capital provincial onubense.

Tras varias horas de concurso, finalmente se proclamó vencedor el carrero Luis Jiménez, procedente de Villamanrique de la Condesa, que logró un premio de 700 euros en metálico. El segundo clasificado fue el carrero Diego Moro Borrero, de Lucena del Puerto, llevándose un premio de 350 euros; el tercero el carrero lepero Manuel Pérez, quien ganó un premio de 200 euros; el cuarto el carrero también local Juan José Méndez, quien obtuvo 100 euros en metálico y un saco de pienso; y finalmente el quinto fue el carrero Antonio Toscano, de Huelva capital, quien ganó 50 euros en metálico y un saco de pienso.

El hermano mayor de la Hermandad lepera del Cristo de la Misericordia, Juan Cortés, valoró muy positivamente para Huelva Información un evento que según sus palabras tiene un marcado carácter benéfico, ya que lo recaudado a través del servicio de barra instalado junto al circuito se destinará a los gastos de la propia hermandad organizadora.

El concurso consistió en conducir las reatas con un peso de 2.800 kilos por un circuito preparado al efecto, en el que tuvieron que superar las dificultades diseñadas a lo largo del mismo. El sorteo sobre el orden de participación se llevó a cabo media hora antes del inicio del concurso, así como el reconocimiento del trazado por parte de los carreros participantes.

El jurado fue designado y seleccionado por la entidad organizadora, y elegido por sus conocimientos técnicos o por su relevancia cultural, quienes fueron puntuando las penalizaciones cometidas por cada reata durante la realización del recorrido: con un punto las faltas leves y con tres las graves, ya que todos los participantes iniciaron la prueba con cero puntos. El ganador fue el que menos puntos sumó por penalizaciones.

El tiempo para la realización de la prueba fue cronometrado a cada participante, aunque sólo se tuvo en cuenta en los casos de empate entre dos o más de ellos. El más valorado fue el que empleó menos tiempo en la ejecución total de las pruebas.

Durante el recorrido hubo varios puntos señalizados donde el carrero tenía que parar obligatoriamente por completo la marcha de la reata, para reanudarla a los 15 segundos.