Provincia

El Cerro vive este fin de semana la romería más antigua de Huelva

  • Cerca de 2.000 personas realizaron ayer los 26 kilómetros del recorrido entre la localidad y la ermita del Patrón

  • La procesión se celebra esta mañana a partir de las 11:45

Hilo, alfileres, dedales, tradición, muchas emociones y viejas historias familiares inundaron durante la mañana de ayer cada uno de los rincones de la vivienda situada en la calle Ramón y Cajal de la localidad andevaleña de El Cerro de Andévalo. Se trata de la residencia del matrimonio formado por José Fernández Mogeda e Inés Díaz Romero, mayordomos de la romería que en honor a San Benito Abad, la más antigua de la provincia, celebran desde el pasado jueves los cerreños con la intensidad que le imprimen sus casi cinco siglos de historia.

En el recibidor dan la bienvenida al visitante una muñeca ataviada con el vistoso traje de mayordoma y una vieja fotografía familiar tomada hace ahora 75 años. En ella se ve al padre de Inés, Pedro Díaz Amengual, cuando con sólo 24 años se convirtió en el cerreño más joven hasta el momento en enfundarse las bandas de mayordomo de San Benito. También fue el más longevo, al morir con 93 años. Una entrañable historia familiar muy presente durante toda la mañana en esta típica casa cerreña, donde la devoción sambenitera asoma por todas partes.

Las mujeres tardan más de dos horas en engalanar a las jamuguerasEsta noche será el momento del santo rosario y del canto del Santo Dios

Más al fondo, y en un par de habitaciones, murmullos de mujeres. Inés y su hija, Eva, son vestidas por varias mujeres con los típicos trajes de mayordoma la primera, y jamuguera la segunda. Una labor que les llevó más de dos horas y media dada la complejidad de las vestimentas, pero sobre todo de los complementos, la mayoría joyas "sin gran valor económico, pero muchísimo sentimental por los años de historia que acumulan", subraya Inés.

Siete rosarios, siete agnus, igual número de cadenas, un manojo, una cruz del chorro, un galápago, pendientes y cuatro anillos en cada mano portan cada una a los que se suman un escapulario en el manojo y un Santiago en el sombrero en el caso de la mayordoma, que también se distingue por ser la única que porta gorro con banda roja, calcetines del mismo color y un bobillo de encaje que le cubre el escote. Ella es la auténtica protagonista. El resto de la mayordomía está formada por dos silletines o niñas pequeñas y seis jamugueras, entre ellas su hija y varias sobrinas.

El mayordomo confiesa no haber dormido prácticamente en toda la noche, embriagado por la emoción. Todos se han levantado con las primeras luces del alba. Y todos se afanan en atender a los numerosos familiares, vecinos y amigos que se acercan a la casa a ayudar, o simplemente a dar la enhorabuena. Son obsequiados bien con aguardiente, bien con vino de pasas, acompañados con los dulces típicos del pueblo.

A las diez de la mañana llega el prioste de la Hermandad de San Benito Abad. Llega el momento de imponer las bandas a José Fernández, que afirma con lágrimas en los ojos que se trata de un momento "agridulce" porque "después de un año entero en casa, llega el momento de que salgan para siempre". Y es que las bandas de San Benito son el testigo que pasa cada año de un mayordomo a otro, garantizando la continuidad de la fiesta.

Una vez impuestas las bandas por el prioste estalla el júbilo. Las mujeres ya han terminado de vestirse. Y todos lo celebran brindando con un aguaíllo. Comienza verdaderamente la fiesta y las coplas del Cerro, acompañadas del tamboril, resuenan en toda la calle Ramón y Cajal. El prioste se va y todos esperan, ansiosos, su regreso un par de horas más tarde junto con el estandarte, los lanzaores y el resto de la comitiva, para emprender el camino hacia el santuario de los Montes de San Benito, donde verdaderamente se celebra la romería.

El mayordomo hace el camino a caballo y la mayordoma, junto con las jamugueras y silletines, en mulo y con una jamuga por montura. Tras recorrer las calles de El Cerro se inició la peregrinación a lo largo de los 26 kilómetros de camino de herradura que separan El Cerro de la ermita. A la comitiva se sumaron unos 400 caballistas, así como medio centenar de vehículos de tracción animal y otros tantos a motor, para sumar finalmente casi 2.000 personas, que llegaron al santuario coincidiendo con la caída de la noche.

De esta forma, visitar estos días el santuario de los Montes de San Benito, y presenciar y vivir todo lo que en sus inmediaciones acontece, es lo más parecido a viajar a épocas pasadas y ya casi perdidas, datando el origen de esta fiesta romera del siglo XVI, y siendo una de las que mejor ha sabido conservar sus primigenias raíces.

Pese a que la fiesta se inició el pasado jueves con el Día de Falta o Lucimiento de la mayordoma y las jamugueras por las calles de la localidad, y con el pregón a cargo de Isabel María Rubio, el día grande se celebra hoy, cuando el incomparable paraje donde ésta tiene lugar volverá a ser testigo de algunos de los elementos que mejor la caracterizan: sus danzas, bailes, trajes y músicas.

La jornada arrancará a las 8:30 con el recibimiento en el santuario de la mayordomía; así como de todos los romeros, ofreciéndoles el tradicional dulce de membrillo, cidra y vino de pasas. Sobre las 10:00 tendrán lugar las confesiones, a las que proseguirá la santa misa tras la que los mayordomos repartirán caldo cerreño de carne con hierbabuena en el patio de caballos del santuario.

A las 11:45 llegará uno de los momentos más esperados: la solemne procesión de la imagen del Santo Patrón San Benito Abad alrededor de la ermita acompañado por el tamboril y los lanzaores, que trenzando su típica danza de Las Lanzas pasarán repetidamente bajo el paso de San Benito sin dar nunca la espalda a su Imagen.

Tras la procesión tendrá lugar la solemne misa cantada por el coro de la hermandad, durante la que serán entregadas las medallas a los nuevos hermanos, para dar paso a uno de los momentos más esperados del día: el tradicional baile del poleo junto a la ermita.

Ya por la noche (23:00) tendrán lugar el santo rosario y el canto del Santo Dios, para hacer a continuación entrega de las bandas del Mayordomo a San Benito Abad en espera de que mañana lunes otro devoto se haga con ellas. De madrugada tendrá lugar la Salida del Cristo.

El traspaso de la Banda de San Benito volverá a ser a partir de las 11:30 de mañana uno de los momentos más emotivos. Tras la imposición de éstas al nuevo mayordomo se produce una de las tradiciones más curiosas de la fiesta: el reparto de avellanas lanzadas a voleo entre los presentes, y la danza en la que el rabeón (guía de los lanzaores) exhibe insertados en la punta de su lanza varios trozos de turrón de avellanas, que también se reparten entre los asistentes.

A las 16:00, los romeros partirán desde el santuario hacia El Cerro.

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