Provincia

De Cabezas Rubias a Calañas

  • La séptima edición de las Jornadas supera todas las previsiones con una localidad volcada en la organización

  • El diseñador Pepe Jiménez recibe el Premio Andévalo 2016

Imagen de uno de los actos de las Jornadas de Patrimonio del Andévalo celebrado en Cabezas Rubias.

Imagen de uno de los actos de las Jornadas de Patrimonio del Andévalo celebrado en Cabezas Rubias. / h.i

U style="text-transform:uppercase">na vez vencido el verano pasado los vecinos de Cabezas Rubias vieron llegar, en varias ocasiones, a andevaleños de otras poblaciones para organizar las Jornadas de Patrimonio comarcales. En el Salón Cultural se producían las reuniones donde pergueñaba un programa de actos la Asociación Campo de Andévalo, el Ayuntamiento y los representantes de las asociaciones rubiatas. Este esfuerzo se desarrolló bajo la filosofía de la conservación, defensa y divulgación de los excepcionales valores que tiene el territorio y con el firme convencimiento de que la suma de todos nos proporcionaría un completo rosario de actividades. A ello se añadió siempre un componente humano excepcional, una calidad en las relaciones y un especial don para recibir con una sonrisa y mucha educación y respeto a todos los que venían de fuera. Así son las gentes de Cabezas Rubias, generosas, amables y agasajadoras.

Este movimiento tiene sus más sólidos pilares en el altruismo más desprendido, todos los que han participado y participan en él lo han hecho desinteresadamente, amparados en su compromiso y con el convencimiento firme que constituyen recursos al servicio de un ideal, el que marca el amor por la tierra. No se suele hablar de ellos en los medios de comunicación ni se le conceden premios, pero siguen ahí trabajando, calladamente, en pos de un sueño maravilloso. Son siete las ediciones de las Jornadas de Patrimonio del Andévalo realizadas, en siete municipios emblemáticos, como Alosno, Santa Bárbara de Casa, Puebla de Guzmán, El Cerro de Andévalo, Valverde del Camino, San Bartolomé de la Torre y Cabezas Rubias. Todas han sido distintas, porque cada población es diferente, pero hay una uniformidad que barniza este espacio y le dota de unas peculiaridades especiales.

Las Jornadas de este año han superado las previsiones y han marcado un nivel difícil de superar, porque no sólo han asistido a los actos aquellas personas que las han organizado, sino todo el pueblo de Cabezas Rubias. ¿Y saben por qué ha ocurrido eso? Sencillamente porque las han hecho suyas, valorado las ideas tan importantes que forman su espina dorsal y entendido que debían dar una respuesta acorde con su entidad. Todo ello ha posibilitado un éxito arrollador y es posible que pase mucho tiempo hasta que llegue un acontecimiento de este nivel al pueblo donde nadie es forastero.

Será complicado juntar en unas jornadas a ponentes de tanta calidad y altura, como José María Vaz de Soto, Dulce Simoes, Pepe Rico o Juan Camacho Vílchez. Todos ellos han recorrido la identidad andevaleña analizando el habla, las fiestas, las relaciones históricas entre las poblaciones y los estilos de fandango. A ello se unieron las comunicaciones del Carlismo de Juan Carlos Sánchez Corrajelo o los pozos mineros de Sierra Bullones, en Tharsis, de Andrés Hernández Feria; también hubo otras centradas en la caza, verdadero pulmón económico del espacio, de Manuel Gutiérrez de la Hoz; en el caballo, del que nos habló Santiago Osorno; el queso de la dehesa Dos Hermanas, que expuso Pepe Rico o la matanza tradicional de cerdos, de Isabel Orta Peral y Juan Tomás Haldón.

El primer día se hizo un recorrido por la arquitectura popular y culta, visitando calles como El Rincón o Coso y lugares emblemáticos como la iglesia de Nuestra Señora de Consolación. De allí nos dirigimos a contemplar las exposiciones, bajo la coordinación de Juan Tomás Haldón, de trajes de danzantes del Andévalo, fotografías de Cabezas Rubias, trajes de gitana y artesanía.

La comunidad educativa ha tenido un papel fundamental en las Jornadas, pues los maestros han trabajado durante meses el patrimonio con sus alumnos. Finalmente, todo ello ha dado como resultado exposiciones de fotos, dibujos y manualidades y dos vídeos, uno sobre patrimonio y otro del aniversario de los 25 años del Colegio CPR Aderan I, que acoge a los niños de Cabezas Rubias, Montes de San Benito y Villanueva de las Cruces.

Estamos en una comarca con una rica gastronomía, con recursos tan espectaculares como el cerdo, el borrego, el chivo, las setas o la caza. Pero también el pan, verdadera base para todas las comidas y que aquí se parece mucho al tradicional de toda la vida, no en vano se hace en hornos de leña. De ese pan de moños, con la inestimable colaboración de la panadería San Sebastián y de los hermanos Orta Peral, hablaron Santiago Osorno y el que suscribe. También se degustaron los platos típicos en las comidas de los diferentes bares-restaurantes del pueblo y no faltó la muestra de dulces típicos de todo el Andévalo que preparó la Asociación Campo de Andévalo y el Ayuntamiento. A ello se sumó la degustación de queso, cedido por la finca Dos Hermanas, y vino del Condado, donado por la Denominación de Origen Vinos, vinagres y vino de Naranja del Condado. El último día, y merced a las asociaciones rubiatas, se terminaron las Jornadas con un potaje y dos calderetas de venado y jabalí, merced a la Sociedad de Cazadores.

La economía andevaleña fue una de las vertientes fundamentales de las Jornadas, pues necesitamos un tejido que proporcione trabajo, pues ellos son los que tienen que conservar y ampliar el patrimonio cultural y natural. Se desarrolló una mesa redonda donde estuvieron representados agentes tan importantes como el Grupo de Desarrollo ADRAO, el alcalde de Puebla de Guzmán y diputado comarcal o la empresa Andévalo Aventura, y donde hubo una amplia participación.

La divulgación del patrimonio se hizo por mediación de vídeos como el de Luces de mi pueblo, de Javier Matilla Rodríguez y Manuel Tapia Ponce o el documental sobre los molineros, del director José Antonio Delgado y el productor Juan Labrador. Pero también a través de las actas de las Jornadas de San Bartolomé, editadas por la Diputación Provincial de Huelva y de la actuación del Coro Rubiato, que repasó los cantes andevaleños.

Muy emotiva fue la entrega del Premio Andévalo 2016 al diseñador Pepe Jiménez, propietario del Ajolí en Huelva. Nacido en San Bartolomé de la Torre ha revolucionado el traje de gitana y ha estado presente en ferias nacionales e internacionales. La Asociación Campo de Andévalo le hizo entrega de un cuadro de paisaje andevaleño del pintor puebleño Fernando Domínguez Rivas.

En el acto de clausura cogió el testigo el municipio que organizará las Jornadas de Patrimonio el año que viene, Calañas. Su alcalde se mostró ilusionado y con muchas ganas de comenzar a trabajar. Este municipio de economía agropecuaria-minera posee también un patrimonio muy significativo que le imprimirá un sello especial a esta iniciativa comarcal.

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