Tribuna

Pablo gutiérrez-alviz

B, el 'Supremo'

En 2013 se publicó en varios medios de comunicación una noticia que podía confundir el B del dinero negro con la B de Baltasar Garzón

B, el 'Supremo' B, el 'Supremo'

B, el 'Supremo' / rosell

Las letras del alfabeto producen ciertas confusiones cuando se pronuncian. En concreto, la B, suele aclararse con un: "B de Barcelona", o de Burgos mismo. Las letras pueden tener muy distintos significados y las primeras del abecedario se corresponden con las vitaminas, siendo la B esencial para el ser humano. En determinados foros, B es sinónimo de dinero negro, y también sirve como referencia a reyes y deidades (rey Baltasar o Balduino y los dioses Bel o Baco). Curiosamente, Baltasar significa "Dios protege al rey".

Baltasar Garzón (en adelante, don B) es un singular personaje que por una larga etapa de su trayectoria profesional, y quizá por su nombre, se cree investido de un aire regio y divino (como supremo) que lo convertiría en un ser perfecto, puro e infalible; por tanto, no admite crítica alguna. Empezó como valiente juez en la Audiencia Nacional y luego desarrolló un notable talento en el ámbito del Derecho Penal Internacional, pero la realidad demostró que además de actuar como un desordenado instructor de causas judiciales, tenía una amarga y desmedida ambición de poder. En 2012 fue expulsado de la carrera judicial como consecuencia de una condena por prevaricación. No respetó el Estado de Derecho: olvidó que hasta el poder judicial (y él mismo) está sujeto al imperio de la ley. Siempre se ha postulado desde la izquierda como regenerador de la democracia, y ahora cuenta con destacados seguidores entre los supremos mandamases de los países menos democráticos de Suramérica. En sus escritos, critica el despilfarro del dinero público y califica de corrupta a la derecha a la que quiere expulsar del poder, cuando la prevaricación es una forma cualificada de la corrupción.

En 2013 se publicó en varios medios de comunicación una noticia que podía confundir el B del dinero negro con la B de Baltasar Garzón. La cosa venía de 2008 cuando la Fundación de Mercasevilla (semipública), de manera opaca, pagó 6.000 euros a don B por dar una conferencia, más 927,16 euros por los gastos de una noche en una suite del lujoso hotel Alfonso XIII de la capital hispalense. De esta noticia, no cuestionada por don B ante los Tribunales, el maestro Antonio Burgos sacó un genial artículo titulado Baltasar, rey (del dinero) negro: una divertida sátira en torno a la Fundación anfitriona, a la desmesura del caché del artista y a su noche a cuerpo de rey.

Garzón montó en cólera, lo demandó por vulnerar su honor y le exigía, entre otras cosas, 100.000 euros por daños y perjuicios. La titular de un Juzgado de Primera Instancia de Pozuelo de Alarcón desestimó la demanda del ex magistrado, y además lo condenó con las costas. La jueza sentenció que el columnista ejerció correctamente el derecho de libertad de expresión con su peculiar estilo irónico y sarcástico.

Pude celebrar la sentencia en este Diario con un artículo que titulé, B de Baltasar. Lo terminaba indicando que Garzón podía recurrir pero que lo tenía muy negro. Al día siguiente, don B envió una carta al director en la que venía a decir a los lectores que la jueza se equivocaba de lleno y que, por supuesto, iba a recurrir para restaurar su honor, porque aseguraba que él pagó sus impuestos posteriormente.

La semana pasada una Sección de la Audiencia Provincial de Madrid, por unanimidad de sus tres magistrados, ha desestimado el recurso de don B, con condena en costas, mediante una brillante resolución judicial (que no es firme) en la que repasa la jurisprudencia más reciente y concreta que, en este caso, la libertad de expresión es el derecho a opinar y a emitir un juicio de valor sobre una noticia publicada.

La sentencia analiza el conflicto entre la libertad de expresión y el derecho al honor, destacando que prevalece la primera especialmente cuando se trata de personajes públicos y se informa de casos de corrupción, porque contribuye al debate en una sociedad democrática siempre que la crítica esté vinculada al caso, no sea desproporcionada y que las expresiones utilizadas no resulten vejatorias e injuriosas, por más que parezcan duras e hirientes. Y recalca que un informe pericial de la Agencia Tributaria, también publicado, demostró que la Fundación de marras no practicó la retención del IRPF a Don B. En definitiva, que el escritor sevillano expuso su opinión con su particular estilo humorístico, sobre una noticia no desmentida, con expresiones relacionadas con el caso y que no parecen innecesarias.

Una clara victoria de B y B: Burgos (Antonio) y su eficaz abogado Bosco (Cámara), cuyos honorarios serían de cuenta de Garzón por la condena en costas. Don B seguro que recurrirá esta sentencia ante el Tribunal Supremo. Mientras debería tomar vitamina B que reduce la ansiedad y siempre es bueno para el sistema nervioso. Continuará.

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