Una salida a la crisis de la estiba

El borrador del decreto y la oferta de Anesco merecen ser muy tenidos en cuenta por los sindicatos

El pleno del Congreso de los Diputados convalidó ayer el decreto ley por el que España liberaliza las labores de estiba en los puertos. La nueva norma, cuya primera versión fue tumbada en marzo pasado por no haber sido pactada por el Gobierno ni con los agentes sociales ni con los grupos parlamentarios de la oposición, pone fin al monopolio que hasta ahora han venido ejerciendo en cada puerto las correspondientes sociedades de gestión de los estibadores portuarios (Sagep) y da paso a la entrada de nuevas empresas para garantizar la libre competencia. El decreto ley viene a cumplir la sentencia dictada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que había condenado a España al pago de casi 25 millones de euros (a razón de unos 27.000 euros diarios) por hacer de los muelles un coto cerrado, pero deja a los estibadores en ejercicio en una situación de incertidumbre que ha derivado en dos convocatorias de huelga, una suspendida y otra aún vigente, cuya consecuencia previa en los últimos días ha sido una dramática caída del movimiento de contenedores de entre el 20 y el 30%, debido a la premeditada bajada de la productividad de las plantillas como arma de presión.

El Gobierno, para calmar las aguas y en aras del consenso, entregó el pasado miércoles a la patronal y a los sindicatos del sector el borrador de un decreto complementario del anterior con el que el Ejecutivo abre la posibilidad de que ambas partes alcancen acuerdos particulares para la estabilidad de los empleos. Este borrador recoge en gran parte las conclusiones ya establecidas por el mediador entre las empresas portuarias y los trabajadores, Marcos Peña, de tal forma que aquéllas serán libres de subrogar los contratos ya existentes entre los estibadores y las Sageb. La buena noticia es que la patronal Anesco ha recogido el guante y se ha comprometido a hacer extensivas esas subrogaciones al conjunto de los puertos, sin exclusiones.

El Gobierno ha errado en el manejo de los tiempos en un asunto de máxima importancia para España si recordamos, una vez más, que el 70% de las exportaciones y el 80% de nuestras importaciones se realizan por vía marítima. Las precipitaciones, unidas a la falta de diálogo, han llevado a los puertos -especialmente al de Algeciras- a una situación límite y de zozobra, de la que es urgente escapar si no queremos perder el ilusionante ritmo de crecimiento de años anteriores. Los sindicatos deben asumir ahora su responsabilidad y marcar sus prioridades. El futuro decreto y la oferta de Anesco merecen ser tenidos muy en cuenta desde la perspectiva de que representan una puerta abierta a lo que hasta ahora era un callejón sin salida. A los estibadores les toca ahora dar el paso hacia adelante.

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