Algo más que unas primarias

Un PSOE fuerte y unido es imprescindible para el buen funcionamiento de nuestra democracia

A nadie se le escapa que en las primarias que celebra hoy el PSOE se dirimen cuestiones mucho más importantes que quién será el líder del PSOE en los próximos tiempos. Sin exageraciones se puede decir que está en juego la unidad del que ha sido el partido hegemónico de la izquierda desde el regreso de la democracia a España. Una formación que siempre supo sintonizar con amplios sectores de las clases medias y profesionales del país, conjugando la inspiración social y obrera de sus fundadores con el pragmatismo que imponía las lecciones de la historia y la realidad de la nación. Nadie mínimamente objetivo puede poner en duda la contribución decisiva del PSOE al desarrollo económico y social de nuestro país en las últimas décadas. Es hora de que las nuevas generaciones socialistas renueven este compromiso.

La profunda crisis económica, política e institucional que ha vivido España, unido a la decadencia general de la socialdemocracia europea, ha llevado al PSOE a un estado de enfrentamiento interno que lo ha puesto al borde de la ruptura. Los militantes socialistas llegan a las primarias de hoy en un clima de enfrentamiento sin parangón tras una campaña tensa que los ha polarizado en dos bloques casi irreconciliables. La primera misión del candidato que gane esta votación será ponerse de inmediato a trabajar para evitar la ruptura y devolver al partido la unidad imprescindible para ser una alternativa de Gobierno creíble.

Los militantes socialistas tienen hoy una doble obligación. Una para con su partido, eligiendo al candidato que crean más adecuado para un proyecto de izquierda moderada cuya aplicación sea factible en todo el país, único camino para recuperar el poder. Otra para con el conjunto de España, ya que un PSOE fuerte y unido es imprescindible para el buen funcionamiento de nuestra democracia. Ambos factores tendrán que tenerse muy en cuenta a la hora de ejercer el voto. Lo contrario sería una frivolidad y un suicidio político.

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