Lejos de la mera evocación nostálgica o del ejercicio protocolario, el discurso de Felipe VI ayer ante las Cortes Generales para celebrar el cuarenta aniversario de las primeras elecciones tras la dictadura fue una auténtica y acertada reflexión sobre algunos de los principales problemas que vive España, como el órdago independentista catalán o el intento por parte de algunos de reescribir la historia de la Transición para presentarla como un oscuro arreglo entre élites políticas, económicas y sociales.

Sin mencionar en ningún momento la palabra Cataluña ni a sus gobernantes -algo normal debido a la discreción a la que está obligada la Corona-, el Rey fue tajante al afirmar que "fuera de la ley sólo hay arbitrariedad, imposición e inseguridad". No sobran estas palabras en unos momentos en los que la Generalitat parece haber tomado la peligrosa senda de la ilegalidad al convocar un referéndum que sabe positivamente que es inaceptable por inconstitucional y antidemocrático. Al llamado procés también estuvo dedicado el discurso del Monarca cuando dijo: "Ningún camino que emprenda nuestra democracia puede -ni debe- conducir a una ruptura de la convivencia". Especialmente lúcido estuvo Felipe VI al asegurar que "el respeto a esas normas, en democracia, no es una amenaza o una advertencia para los ciudadanos, sino una defensa de sus derechos", con lo que se desmonta uno de los principales argumentos de los independentistas y de algunos de sus compañeros de viaje, aquel que asegura que el Gobierno de España está judicializando, vía Tribunal Constitucional, un conflicto cuya naturaleza es exclusivamente política.

Asimismo, el Monarca tuvo palabras de elogio para todas aquellas personas que, empezando por su padre, el rey emérito Juan Carlos I, hicieron la Transición y que son "un espejo en el que hemos de mirarnos todos los que trabajamos hoy en el seno de las instituciones". En definitiva, el Rey quiso destacar las virtudes de la unión entre todos los españoles y la necesidad de recuperar el estilo de la generación de la Transición, aquella que hizo posible la reconciliación nacional y la construcción del gran proyecto de la España democrática y constitucional. Cuarenta años después, todavía hay personas que se empeñan en poner piedras en el camino de una sociedad que hace mucho tiempo que decidió mirar hacia adelante unida y en libertad. Es tarea de todos impedirlo y continuar la labor que se inició el 15 de junio de 1977.

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