El Consejo de Ministros aprobó ayer el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2017, que ahora tendrán que afrontar una complicada tramitación parlamentaria en la que el PP deberá poner sobre la mesa toda su capacidad negociadora. Por ahora, el Gobierno ya cuenta con el apoyo de Ciudadanos a unos Presupuestos que apuestan por un fuerte incremento del empleo, con 506.000 puestos de trabajos nuevos (una subida del 16,6%) y el aumento del gasto social en 4.000 millones de euros, la reducción del IVA para los espectáculos al aire libre y el mantenimiento de la actual presión fiscal, descartándose subidas en tributos fundamentales como el de Sociedades. Los recortes se concentrarán en las administraciones públicas, que tendrán que rebajar los números rojos en unos 14.250 millones de euros. La mayor recaudación la pretende conseguir el Gobierno de Rajoy con la mejora de la actividad económica y la lucha contra el fraude, que recibirá este año 100 millones de euros más para aumentar su eficacia.

Los PGE, que parten de unas previsiones conservadoras del crecimiento de España del 2,6% (algunos analistas ya apuestan por el 2,8%), son una constatación de que la crisis económica empieza a quedar atrás, aunque ni mucho menos se vislumbra la alegría de los años de precrisis. Además del aumento en gasto social, se contempla una amplia oferta de empleo público, gracias a la cual se reemplazarán todas las bajas de funcionarios de los servicios públicos esenciales (sanidad, educación, servicios sociales y fuerzas de seguridad). Asimismo, crecen un 1,7% los recursos destinados a becas.

En general se puede decir que son unos Presupuestos elaborados para facilitar el aval de partidos ajenos al PP, ya que, como es bien sabido, el apoyo de Ciudadanos no es suficiente y el Gobierno necesita recabar los votos de Coalición Canaria, Nueva Canarias y Partido Nacionalista Vasco, con lo que conseguiría los 176 sufragios necesarios para su aprobación en el Congreso.

A la espera de saber el desglose territorial de las inversiones en infraestructuras, podemos decir que es deseable que estos Presupuestos salgan adelante. Lo contrario sería volver a un periodo de alta inestabilidad política que en nada beneficiaría a la recuperación económica del país. Estos PGE pueden gustar más o menos, pero su aprobación es necesaria si no queremos volver a jugar a la ruleta rusa con nuestro futuro.

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