LA intervención de Manuel Chaves ante el comité director del PSOE andaluz tuvo dos aportaciones clarificadoras. Por un lado, el presidente de la Junta se declaró a disposición de su partido para presentar de nuevo su candidatura a la Junta en el año 2012, lo que, leído desde la óptica de la política de partido, significa que no está abierto el debate sobre su sucesión. No necesariamente que él vaya a ser el próximo candidato, sino que en este momento no corresponde debatirlo. No hay ningún modo de ilegitimidad en esa posible candidatura, que ya sería la séptima en su caso, en la medida en que los ciudadanos andaluces le han respaldado en todas las ocasiones en que la ha presentado. Bien es verdad que unas veces con mayor apoyo que en otras, y que en la última, el pasado 9 de marzo, el Partido Popular ha recortado de manera considerable la distancia que le separaba del PSOE y que la mayoría absoluta socialista ha dejado de ser desahogada. Precisamente a este cambio se refirió también Manuel Chaves en el cónclave socialista, al apelar a la autocrítica por el declive experimentado en los últimos comicios y fijar la atención en las lagunas que presenta la larga hegemonía de su partido y sus debilidades en el medio urbano. En definitiva, Chaves llamó a los socialistas a cambiar durante la nueva legislatura para conservar el poder. Naturalmente es él mismo el llamado a impulsar la renovación que necesita el PSOE. Por eso se esperan con expectación sus primeras decisiones en relación con el Parlamento y el grupo socialista, ya inminentes, y con respecto al Gobierno que habrá de formar a continuación. Junto a los cambios de programas y modos, la renovación de las personas constituye una prueba de fuego indudable de la sinceridad de sus intenciones. Está en sus manos impulsar decididamente el proceso que a medio plazo conducirá a su sucesión, tanto en el Ejecutivo como en el partido. Si deja pasar esta oportunidad, quizás no tenga otra, porque el declive electoral se vería acentuado por efecto del desgaste y la rutina. Ha llegado la hora.