Una visión humana

No sólo son cuestiones políticas y económicas, por desgracia se ha deteriorado la convivencia en Cataluña

La historia no es muy dada a relatar las emociones de aquellos que se vieron inmersos en acontecimientos conflictivos, salvo de los principales protagonistas, siempre y cuando se relacionen con ellos. Eso suele reflejarse en novelas, películas u otras expresiones artísticas. Sin embargo, la suma de esas experiencias personales puede ser crucial para entender la globalidad de lo que sucedió.

Muchos estamos preocupados con la situación en Cataluña y no sólo por la transgresión de unas reglas adoptadas democráticamente o por las negativas repercusiones económicas que ya se están sufriendo sino, también, porque se ha deteriorado la convivencia entre los que están a favor o en contra de la secesión. Y es evidente que todo lo anterior afecta no sólo a los que habitan o son de allí; asimismo, por una razón u otra, nos incumbe y salpica a todos los españoles. Pero seamos claros y no nos engañemos, el problema únicamente ha venido de los independentistas, que conjuntamente con su proceso de iniciativas institucionales -pero ilegales- hacia la separación de España, se han dedicado a demonizar y a acosar a los que no comulgaban con sus ideas. En este aspecto han tenido fácil encontrar un objetivo, pues en las demás comunidades, con excepción del País Vasco, no hay organizaciones fuertes a favor de independizarse del resto del Estado. Esto explica, entre otras cosas, la animadversión mostrada con frecuencia por más de uno de los secesionistas contra los andaluces: que si vivimos gracias a Cataluña, que si hablamos mal, que si somos unos vagos… Ellos se defienden afirmando que existe una catalanofobia, pero eso es falso; lo que hay, sin duda, es por su parte, una andaluzofobia -al respecto, se les podría poner muchos ejemplos-.

Pues bien, si esa gran preocupación la sentimos los que estamos a unos mil o más kilómetros de distancia, qué no será en aquellos que tengan allí su familia, casa, trabajo o cualquier otra ligazón y que no están de acuerdo con las actuaciones del Gobierno catalán. Seguro que lo estarán pasando muy mal. Aparte ya de los impresentables comportamientos que se han producido contra la Policía Nacional y la Guardia Civil, es tremendamente vergonzoso lo que han tenido que escuchar, ver y padecer hijos de éstos por culpa de gente sin escrúpulos. Es necesario que todos, cada uno a su nivel, mostremos nuestra solidaridad para todos los que están padeciendo allí esta pesadilla, así como con los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

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