El artículo Horizonte post 70, publicado aquí el pasado martes, ha provocado diversos comentarios en mi correo. La mayoría son de lectores en esa edad que podría llamarse de madurez avanzada; era de esperar. Pero alguno de mis correspondientes era bastante más joven. Prácticamente todos coinciden en que la sociedad debe plantearse, no sólo las necesidades asistenciales de los mayores que las precisen, sino lo mucho que ellos pueden continuar aportando a la sociedad. Personalmente no estoy capacitado para profundizar en el tema, pero me permito recomendarles el que considero un libro excepcional, que aúna rigor científico con una extraordinaria amenidad: es La ciencia de la larga vida (Planeta, 2016), resultado feliz de la colaboración del periodista Josep Corbella con un médico de gran prestigio, Valentín Fuster, cuyos trabajos sobre el infarto de miocardio le hicieron merecedor del Premio Príncipe de Asturias de Investigación en 1996. Su Fundación SHE (science, health and education) divulga en España la promoción de la salud desde la infancia. Entre sus publicaciones se cuentan otros dos títulos redactados con Corbella: La ciencia de la salud y La cocina de la salud, en el que también colabora Ferrán Adriá.

Encontrar un propósito en la vida, una misión, algo por lo que merece la pena vivir, es esencial para envejecer con salud y seguir disfrutando de la vida a edades avanzadas. La idea aparece ya en Aristóteles, que se refería a la dimensión "eudemónica" de la felicidad, diferenciada del placer, y es corroborada por los estudios científicos del siglo XXI. Fuster la desarrolla con sencillez y capacidad de convicción. La ilustra con ejemplos como el de Benoît Mandelbrot, que popularizó el concepto matemático de los fractales (recordemos aquí las fotografías de Héctor Garrido mostrando la maravillosa geometría fractal de Doñana) y, caso insólito, fue contratado a los 75 años como profesor permanente de la Universidad de Yale.

El limitado espacio de Surcos Nuevos no da más de sí. Termino pues con un consejo para los que estén interesados que, dicho sea de paso, deberían ser todos, sin distinción de edad. Al terminar de leerme, acérquense a su librería y compren o encarguen La ciencia de la larga vida. Léanlo o háganlo llegar a alguien a quien estimen. Será un magnífico regalo de Reyes, que le agradecerán durante todo 2018 y muchos saludables años más.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios