Ala cumbre del G-20 se nos ha ido Rajoy, que es como tomar el AVE en turista, porque a la sala VIP del G-8 no nos dejan entrar. Parece que ha ido a sacar pecho de lo bien que vamos con lo del 3% y el millón y medio de empleos nuevos que se han generado, de la mano de De Guindos, que el hombre me da la impresión que no sabe dónde meterse. Quién le mandaría a usted hacerse ministro y tener que soltar por la boca las ruedas de molino que nunca se ha tragado, mientras el zorruno Montoro se queda en casa viendo Telecinco porque si hubiera una cumbre de ministros de Hacienda, no pasaba el corte del G-500.

¿Cuánto han descendido las cotizaciones a la Seguridad Social de los trabajadores asalariados en los tres últimos años, de crecimiento al 3%? Eso no nos lo dirá Rajoy porque ese dato le deja a los pies del ridículo. La realidad constata que el empleo creado y el devaluado que ya existía se ha degradado en sueldos y en cotizaciones, a lo que hay que sumar la trampa de contratar a tiempo parcial, jornadas completas, ante la vista gorda de la Inspección de Trabajo, que eso quita votos.

La miseria tiene estas cosas; tragar y chitón, no vaya a ser que me meta en un lío la inspección. ¡Vaya tela!

La economía española crea empleo mileurista a partir de un crecimiento del 3%. Si se han creado millón y medio de empleos con este crecimiento, ha sido por la degradación de los salarios vía sueldo y contratos a tiempo parcial. Y lo peor de todo, la deuda sobre el PIB, desbocada y creciendo.

La única salida es crecer en PIB, invertir la deuda pública en activos productivos y soltar lastre de pasivo, pero están pagando el estado del bienestar con deuda pública, que es exactamente lo mismo que si una empresa pidiera un crédito para pagar salarios. En ese caso ningún banco le otorgaría préstamo alguno.

El cash flow de la economía española no alcanza. La cuenta de resultados de España SA no genera ni para los gastos.

Por eso De Guindos, que lo sabe, anda el hombre acojonado porque es consciente de que cuando se alcance el 140% de deuda sobre el PIB, se acabó. En la proyección más optimista, 15 años; en la más pesimista, 10 contando con que antes no ocurra un desastre con el euro, que en Europa, donde de verdad se cuecen las cuentas, no lo tienen nada claro.

No deja de ser curioso que mientras caen chuzos de punta en el corazón del viejo continente, aquí parece que las cosas van viento en popa. Mero espejismo, créanme.

Entre el verano y el sainete catalán, estaremos entretenidos, ajenos a todo lo demás hasta 2018.

A la próxima cumbre del G-20 propongo que acudan mi admirado Juan José Padilla y De Guindos. Él vestido de torero; el ministro de lagarterana. Seremos más creíbles.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios