Multicines La Dehesa Islantilla, CineBox Aqualon Puerto Huelva, CineVip Lepe, El Condado Cinemas 7, Al Andalus Punta Umbría y Cines Artesiete Holea Huelva.- Producción: Estados Unidos, 2014.- T.O: 'Dumb and dumber to'.- Duración: 110 minutos.- Dirección: Bobby Farrelly y Peter Farrelly.- Guión: Sean Anders, John Morris y Bennett Yellin.- Fotografía: Matthew F. Leonetti.- Montaje: Steven Rasch.- Diseño de producción: Aaron Osborne.- Intérpretes: Jim Carrey, Jeff Daniels, Kathleen Turner, Laurie Holden, Rob Riggle, Rachel Melvin, Steve Tom.

La filmografía de los hermanos Bobby y Peter Farrelly desborda de ese cine desmadrado, gamberro, grosero, malsonante, grotesco y pretendidamente humorístico, que ha cubierto buena parte de una filmografía estadounidense que buscaba mercados fáciles y espectadores dispuestos a degustar todo tipo de bromas desalmadas, vulgaridades a troche y moche, abundante sal gorda, chistes mediocres y otras groseras vilezas para divertirse a su manera. Hace veinte años nos brindaron su olvidable Dos tontos muy tontos (1994) y no se les ha ocurrido nada mejor que volver a aquella pareja que entonces hizo reír a muchos espectadores con sus disparatadas ocurrencias y sus desabridas necedades.

Ahora Jim Carrey y Jeff Daniels reaparecen encarnando a Lloyd Chistmas y Harry Dunne, aquellos dos tontos que, al cabo del tiempo, siguen sin madurar y reiterando sus personales bufonadas, dando la impresión de que el paso de los años no les ha permitido superar sus caracteres infantiloides. Como en tantas ocasiones en el cine de Hollywood, estamos ante una road movie. Un viaje emprendido por los dos amigos en busca de la hija de Harry a la que apenas conoce. La chica necesita un trasplante de hígado y ha intentado localizar a su progenitor para un posible trasplante. Harry se siente abrumado ante la inminente responsabilidad de la que ni siquiera tenía idea.

Este ligero argumento sirve de base para todo un despliegue poco atrayente y bastante grueso en su alto contenido de gags insustanciales y de una ostensible estulticia donde ambos actores prodigan su peculiar histrionismo, sus diálogos zafios y la inevitable jerga sexual y escatológica que ya parece imprescindible en este tipo de comedias. Tratan de establecer ese grado de complicidad con un público que saben le es favorable y en esa identificación basan su desmadrado humorismo y sus impresentables burlas para arrancar de cualquier manera la carcajada del público complaciente. En resumen, si la primera película fue una tontería, ésta la supera con creces.

Quiroga

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