Placeta

Eduardo J. Sugrañes

El tiovivo de Perico

ES lo único que le hacía falta a la plaza de las Monjas. Un tiovivo y una cama para dar saltos, y es que la plaza está más para correr que para brincar, pero no por Gran Vía, que ha quedado igualita, igualita... de fea. Vamos, que da frío pasar por ella, entre tanta piedra y luz blanca. Por eso, el bueno de don Pedro habrá escuchado a los de las Calles del Centro y ha puesto lo mismo que hay en Carrefour e Hipercor. Lo más importante es que los más pequeños se lo van a pasar bien y algún día recordarán la plaza y hasta puede que les guste. A mí me sigue encantando el quiosco de Manué, el de las estampas... pero es otra historia. La de ahora, como digo, le ha faltado imaginación, por mucho pirulo de colorines que, a modo de cuernos, le han puesto a la plaza. Bueno, los niños han conseguido lo que ni la exiliada Feria del Libro, porque aquí no está permitido clavar nada. Todo sea por los niños, que de seguro se lo van a pasar también como los abuelos.

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