El supuesto olvido de Sánchez

El desafío soberanista catalán puede salpicarnos negativamente a los andaluces

Cuando en las primarias del PSOE Patxi López le preguntó a Pedro Sánchez si sabía lo que era una nación se vio que lo había dejado noqueado. El ahora secretario general divagó y no acertó con una respuesta adecuada. Se limitó a expresar vaguedades y no concretó. Sin embargo, lo suyo no era inusual; es muy común que haya gente que hable de cosas de cierta transcendencia y que defienda posturas sin haber profundizado, aunque sea un poco, sobre su significado y lo que implican sus acepciones. Quizás esta generalidad podría haberle ayudado a perdonársele su falta de conocimiento en el tema; al fin y al cabo, todos tenemos muchas lagunas en muy diversas materias. Pero no se le podía aplicar ninguna indulgencia; él era un político que optaba al cargo más elevado de un partido importante. Era como si alguien que opositara a una plaza de cardiología se pusiera a marear la perdiz si le solicitaran que explicase qué es la válvula mitral. No obstante, el pecado del susodicho Pedro Sánchez se ha venido acentuando pues, por lo que se ve, no se ha afanado y desde aquel momento parece que no se ha preocupado de estudiar a fondo las distintas concepciones de nación y nacionalismo, los criterios para denominar así a territorios o a grupos y si conllevan repercusiones políticas. Además, tampoco se ha interesado por hacer un repaso histórico que lo ilustre acerca de los movimientos nacionalistas desde finales del XVIII hasta nuestros días. Por eso, tiene el guirigay que tiene con su proyecto de plurinacionalidad para España y, lo que es peor, supuestamente se olvidó de mencionar a Andalucía durante un desayuno informativo de Europa Press. Sólo citó como posibles naciones a Cataluña, País Vasco y Galicia. Es verdad que añadió un "al menos", pero tal expresión es equivalente a generar dudas y a que surjan previsibles discriminaciones territoriales, caso de que algún día llegara al poder o de que se materializara su propuesta de modelo territorial de Estado. Algún día vendría bien un amplio debate público sobre las cuestiones conceptuales señaladas; si bien es una tarea ardua, tanto que, en 2006, el Consejo de Europa no consiguió llegar a un consenso pleno sobre las mismas; eso sí, advirtió que el término nación está profundamente enraizado en la cultura de los pueblos y en su historia, y que integra los elementos fundamentales de su identidad. Ahora, lo que sí hay es que estar alerta con el tema porque el desafío soberanista catalán puede salpicarnos negativamente a los andaluces.

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