Cuaderno de dos rayas

El sofisma del voto útil

LLAMAZARES y Diego Valderas, ahogados como otras minorías por el vendaval bipartidista que domina la campaña, andan estos días al contraataque, poniendo condiciones a un PSOE hipotéticamente victorioso pero necesitado de ayuda para componer una mayoría estable. Es la aceptación de un papel subalterno, pero también una muestra de realismo.

¿Cómo responden los socialistas al requerimiento de Izquierda Unida? Inamistosamente. Con un torpedo en la línea de flotación de la coalición, torpedo que vuela con un lema codicioso: el voto útil. La prédica trata de convencer al electorado progresista de que la única forma de parar a la derecha es agrupando todo el voto de izquierdas en torno al mayor partido de izquierdas.

No se conforman, pues, con amenazar a los dubitativos y proclives a la abstención con el infierno que nos espera si el domingo no acuden a votar ("Si tú no vas, ellos vuelven"), sino que advierten de la inutilidad de respaldar a opciones políticas condenadas a no gobernar. Mejor, dicen, elegir al que ya es poderoso, aunque no nos convenza del todo, que al pequeñajo que no va a cortarle el paso a Mariano y a su niña.

Hay una especie de obscenidad supongo que involuntaria en estas apelaciones al voto útil. Por definición, el voto más útil es el que uno le concede al partido político que más le satisface, interesa o atrae (si es que le satisface, interesa o atrae alguno). Es el voto que el corazón y la cabeza te piden antes que ningún otro. El voto en conciencia.

Los partidarios de IU deben votar a IU, igual que los seguidores de Rosa Díez deben votarla a ella y los amigos de Los Verdes a Los Verdes, etcétera. Defiendo un lugar al sol para las minorías en peligro de extinción y un cero patatero al sofisma del voto útil.

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