P ARA los partidarios del PSOE, la economía está bien y los problemas que se observan se van a solucionar a partir de marzo. Para los partidarios del PP, la economía real está hundiendo en la angustia a millones de personas con la subida permanente de hipotecas y de todos los productos de primera necesidad. Para los primeros, el éxito electoral les va en que la gente no mire el bolsillo sino la macroeconomía, que es algo que controlan los economistas, esa tribu iniciática que suele equivocarse con frecuencia. Y para los otros, es decir, los del PP, con una política como la del PSOE esto irá a peor porque no pueden arreglar la situación quienes han vaciado la despensa que dejaron llena.

Pues bien, entre tirios y troyanos, populares y socialistas, las rebajas son ese territorio en el que baja el IPC, los precios se despeñan un poco más cada día, y lo que antes era imposible ahora se puede conseguir en el país de Jauja o Ganga, ambos en el mismo continente. A partir de ayer y gracias a las rebajas, el discurso político se coloca en el centro, y el árbitro de la situación es José Manuel Espina, director de El Corte Inglés, que es quien tiene la facultad de convertir el deseo en posible.

Eso sí, una vez que pase este alegrón y la marabunta empiece a despejar las tiendas y grandes almacenes, llegará la siguiente etapa en el proceso preelectoral, eso que llaman la cuesta de enero, que en las circunstancias en que se cerró el año puede ser una pendiente que deje a muchos en la cuneta. Entonces volverá el discurso político y el debate entre quienes piden que miremos hacia arriba y los que quieren que seamos realistas. Usted mismo...