Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

El poder político y el otro

EL bloqueo que sufren las nuevas generaciones de políticos en sus aspiraciones se está viendo resuelto en algunos casos con premios en empresas o desembarcos en el sector financiero. Mario Jiménez, por ejemplo, ha sido un importante representante financiero en una entidad, aunque también es cierto que ha sabido agarrarse a la poltrona política gracias a su condición de apéndice de Barrero y todo apunta a que en eso se puede jubilar dada su capacidad para empujar a los contrarios, a los contrarios de su propio partido, que ya se sabe que los peores enemigos en política suelen estar en las mismas siglas.

Javier de Paz, por ejemplo, ¿se acuerdan de aquel secretario general de las Juventudes Socialistas tan redicho? Pues lo acaban de colocar en el consejo de Telefónica, pero no es eso lo curioso sino que este muchacho es presidente de Mercasa... Hay gente que se despista en un descuido en el escenario y lo ves al cabo del tiempo habiendo progresado mucho más de lo previsto.

Las nuevas generaciones van más al "taco", si se me permite la expresión, que a la cosa política donde no tienen hueco porque las antiguas generaciones aspiran a jubilarse en sus escaños, cargos y poltronas.

La gente invierte cuando joven metiéndose en un partido, para trabajar por la sociedad y el bien común, pero cuando ve que no le dejan sitio para expresar su sentimiento solidario da el salto al negocio privado y hace la revolución bien entendida que es la que empieza por uno mismo. Dan su parte al partido, que es el que los coloca, pero se van haciendo con un poder más atractivo que el político. Ellos son el futuro y por supuesto los más progresistas.

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