El peso de la memoria

Manuel Olivencia era una de esas eminencias que dejarán huella por su sabiduría y su bondad

Aquellos años marcaron el futuro de tantos jóvenes que salidos del Preu, llegaban a pisar por vez primera los claustros de la antigua Real Fábrica de Tabacos, junto al Alfonso XIII y el Parque de María Luisa. Un entorno de ensueño.

Allí nos encontramos con un profesorado que alcanzó a formarnos en el ámbito jurídico y a modelarnos como personas que habrían de ejercer su actividad profesional en muy distintos ámbitos sociales.

Escribo de memoria a raíz de la penosa pérdida del catedrático de Derecho Mercantil Manuel Olivencia Ruiz, fallecido el día primero de éste nuevo año. A su lado, una constelación de insignes docentes que integraban el cuadro de honor de la Facultad de Derecho: Francisco Pelsmaeker, Elías de Tejada, Jaime García Añoveros, Aguilar Navarro, Ignacio María de Logendio, Jiménez Fernández, Carrillo Salcedo, Ramón Carande, Alonso Olea, Miguel Rodríguez Piñero, Sánchez Apellániz, Alfonso de Cossío, Manuel Clavero Arévalo...

Entre ellos, algunos exministros de la II República y otros al frente de carteras ministeriales en los gobiernos demócratas de Unión de Centro Democrático (UCD).

Fueron los años de un nuevo despertar, noches de estudios, incontables exámenes e imborrables compañeros, fieles a una amistad que un día encontraron en las aulas de la vieja Facultad.

Ninguno de ellos, debido al desempeño de altos cargos, éxito emprendedor o afamados bufetes, han olvidado las clases magistrales de aquellos cátedros que impulsaron su paso al ejercicio profesional.

Algunos, sin embargo, continuaron por la senda de estos sabios, Fermín Rodríguez Sañudo, Alfonso Pérez Moreno, Manuel de Cossío Martínez, Alfredo Montoya Melgar, Guillermo Jiménez Sánchez...

Se nos ha ido Olivencia, eminente mercantilista, tan lleno de sapiencia y humildad. Alguien a quien todos queríamos y admirábamos. Alguien al que sus numerosos méritos como claustral, político e intelectual, no consiguieron apartar de una vida sencilla, afectiva y entregada al estudio.

Era una de esas eminencias que dejarán huella por su sabiduría y su bondad. Sea por siempre en la paz del Señor.

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