LO más destacado de las elecciones de ayer a efectos de la gobernación de España y del sistema político: Zapatero ha ganado las elecciones y Rajoy ha finiquitado su carrera política, y el bipartidismo se ha afianzado como nunca. La participación ha estado en torno al 75%, como hace cuatro años, dentro de la franja de las más altas de la democracia.

Empecemos por lo segundo. Entre socialistas y populares acaparan el 84% de los votos emitidos, más que en ninguna otra legislatura (más de tres puntos porcentuales por encima de las de 2004). De hecho, los dos partidos aumentan sus escaños con respecto a los que tenían: cinco en el caso del PSOE, seis en el caso del PP. "Dejan" para las minorías apenas 27 escaños de un total de 350. A ello han contribuido una legislatura muy crispada y una campaña electoral personalista y nucleada en torno a los dos debates televisivos. Pero la causa, creo yo, es más profunda: los ciudadanos se han cansado de las exigencias nacionalistas y han buscado mayorías estables.

¿Por qué ha triunfado Zapatero? Se puede formular la pregunta de otra manera: ¿Por qué ha fracasado Rajoy? Básicamente, porque ha hecho una oposición radical. La gente ha vivido ciertas situaciones con preocupación, pero no han comprado la visión apocalíptica del PP: no han creído que España fuera a romperse, ni han pensado que Zapatero traicionase a las víctimas del terrorismo ni, últimamente, han aceptado que la desaceleración económica sea una crisis de depresión profunda.

Por el contrario, los ciudadanos han premiado la bonanza del mandato ZP en su conjunto (cuatro años, no seis meses) de crecimiento económico y creación de empleo, así como la extensión de los derechos sociales, y han apreciado sinceridad en las políticas más débiles del Gobierno socialista, como el intento de negociar con ETA o las relaciones con los nacionalistas, porque le han visto rectificar. Piensan, quizás, que Zapatero se ha equivocado de buena fe mientras que Rajoy ha actuado con deslealtad.

En 2004 la diferencia entre PSOE y PP fue de dieciséis escaños. Ahora ha sido de quince. Es un pequeñísimo consuelo para los populares. Si fuese correcta su íntima tesis de que hace cuatro años perdieron por el atentado del 11-M, eso y los errores atribuidos a ZP les tendría que haber dado una victoria indiscutible. Han sido derrotados. Rajoy no puede seguir al frente del centro-derecha español. Ha perdido dos elecciones consecutivas viniendo de gobernar. A Almunia lo quitaron del PSOE porque perdió una vez y estando ya en la oposición. Sólo tengo una duda: si dimitirá él o lo echarán en un congreso extraordinario que habrá de refundar, de nuevo, el Partido Popular. Esta vez, abiertamente, sin dedazo.

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