V style="text-transform:uppercase">ivimos en Huelva una, ya por fin, fresca brisa cinematográfica. Nuestro Festival Iberoamericano es un referente anual en este mes de noviembre que navega en sus aguas otoñales, en competencia con ese otro europeo que siempre, entre dudas, va a la zaga del nuestro.

Y hablando de cine ¿no creen ustedes que Huelva es una plató maravilloso para rodajes? Hace unos años, con motivo del Festival, hice un documental sobre películas rodadas en nuestra ciudad y provincia y desde entonces hasta la fecha las cosas han mejorado. Como el miedo, el terror sigue siendo una moda eterna en el celuloide, Huelva ha subido muchos puntos para escenarios de películas de esas que no nos dejan ni respirar.

Hablando con un director de cine, amigo, le brindaba la idea de venir a Huelva a contemplar unos escenarios indiscutibles para aferrar al sillón al espectador atrevido. Si viene, la primera visita la haremos al antiguo Colegio de Ferroviarios. Un marco en la actualidad para helarnos la sangre. Casa vieja, cristales rotos, luces de velas algunas noches, y fuera una selva de matas, árboles y palmeras, rodeadas de suciedad y abandono. Vamos, que si pasa por allí de madrugada, puede imaginarse de todo. No hace mucho escuché en ese lugar un lastimero lloro de niño, al son de un maullido escalofriante. Ni me paré para ver de qué se trataba.

Después llevaré a mi amigo al Conquero, a Villa Rosa y ¡ríase usted de la casa buscada por Hitchcock para el asesinato en la ducha. Esa villa, de noche y en invierno es un modelo para temblar viéndola en una película de espectros y vampiros, tormenta y aguaceros.

Aunque estoy seguro que lo que más le va a agradar son esos muelles sobre la ría, también abandonados, donde las vagonetas fantasma nos recuerdan la primera versión del El hombre invisible, que daban miedo en la sala. Tengo más sitios para enseñarle, muchos más, a los que ya les tengo sus títulos. El banco fantasma, La Hacienda de los espíritus... Muchos más.

Hemos tardado muchos años en que estos edificios estén así de preparados para esos rodajes de misterio y angustia.

Pero si mi amigo el director de cine no viene por ahora y deja su visita para más adelante, no importa. Al paso que vamos, esos edificios estarán todavía en mejores condiciones para causar pavor.

Claro que si no llega a tiempo, todavía podía tomar unas secuencias de derrumbe sorpresa, que a mi juicio no va a tardar en llegar.

Ya lo ven: Huelva ciudad de cine de terror en muchos de sus edificios históricos. Y es que parece que aquí la Historia no cuenta para nada.

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