Otro palito a la burra

Una vez más y cuando hemos tenido un tesoro en las manos, no hemos sabido retenerlo

Al primer Festival de Cine que asistí, fue en Punta Umbría durante una semana agosteña del año 1955, las proyecciones tuvieron lugar en el Cinema San Fernando, hoy desaparecido y enterrado en la memoria colectiva, porque entre tantos "linces de oficio" no se menciona en nuestra larga historia cinematográfica aquella inolvidable Semana, promocionada y presidida por su alcalde, Pepe Figueroa, concurriendo actores y actrices de prestigio como Paco Rabal, Maruja Asquerino, Antonio Vilar, María Fernanda Ladrón de Guevara, César González Ardavín...

Aquí el mozuelo tenía dieciséis años, y con la panda acudió a aquella inimaginable iniciativa que nos catapultó en reportajes y crónicas de radio, periódicos y revistas especializadas por toda España.

Casi veinte años después y en manos de un equipo entusiasta e imaginativo, dirigido por José Luis Ruiz Díaz, se iniciaron las primeras sesiones de lo que posteriormente sería el Festival Iberoamericano de Cine de Huelva, reconocido inicialmente, junto al de San Sebastián (cada cual en su vertiente), como los padres fundadores del panorama fílmico nacional.

Desde el inicio en 1975 han pasado por nuestras humildes salas de proyección, en un esfuerzo impagable, lo más granado de un cine diversificado y realista entre las dos orillas, y Huelva tuvo a gala contar con actores, actrices, directores, guionistas y literatos hispanoamericanos que expandieron el certamen, nacido entre un grupo de jóvenes entusiastas capaces de situar a nuestra ciudad en el único festival de carácter hispanoamericano.

Ahora resulta que a nuestra hermana Sevilla le ha dado por promover su propio Festival de Cine Europeo bajo el patrocinio del Programa Europa Creativa de la UE, el área de Cultura del Consistorio sevillano y "cincuenta y ocho" colaboradores de los que ponen pasta en la pantalla con objeto de difundir y promocionar la gran ciudad del Reino de las Indias (para los que aún dudan), en este mismo mes y casi en las mismas fechas. ¡Qué casualidad!

Una vez más, y cuando hemos tenido un tesoro en las manos no hemos sabido retenerlo y así, tumba tumbeta, vamos cayendo en un cine a la baja, con graves problemas presupuestarios y sin aquel impulso que llegó a colocarnos como ejemplo de organización y prestigio. Aquel noviembre, enjambre popular de aquella sorprendida Huelva, no volverá.

Eso sí, siempre nos quedará Sevilla.

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