La obsesión por regular

La regulación legislativa de lo cotidiano y prosaico es un arma muy utilizada por los totalitarismos

E style="text-transform:uppercase">ncontrar dónde poner un límite no siempre es una tarea fácil. En las disciplinas científicas, por ejemplo, es un hecho que se repite. Sirva como muestra el caso del CI con respecto al retraso mental. ¿Se opta por un CI de 70 como frontera psicométrica -conjuntamente con otros criterios- para colocar dicha etiqueta diagnóstica? ¿Por qué no situarla en 65 o 75? Para estas cuestiones, como la citada, lo que suele hacerse es un debate entre especialistas, con el fin de que acuerden sobre cuál debe ser la cifra. No obstante, hay que indicar que la validez de consenso no garantiza exactitud o precisión. Por eso de vez en cuando se revisan los datos, para ver si se mantienen o no. Por tanto, eso de donde dije digo, digo Diego se produce asimismo en situaciones que no son criticables negativamente. Realmente, si nos fijamos un poco, podría decirse que lo que hacen los científicos es establecer reglas o, dicho de otro modo, regular. En definitiva, regulan el cómo debe ser abordado o tratado un tema. Visto así, se aprecia que no hay mucha diferencia con el ámbito político. En algunos aspectos, legislar equivale igualmente a poner fronteras o límites y, por eso, se diferencia entre faltas y delitos, hurtos y robo, etc. Todo esto resulta procedente, pero el problema surge cuando las razones de las modificaciones se deben a motivos espurios, que pueden darse tanto en el terreno científico como en el político, o cuando no se persigue la búsqueda de soluciones o, sencillamente, de lo que se supone mejor. De todas maneras lo que habría que preguntarse, porque tiene más importancia de la que a primera vista pudiera parecer, es hasta dónde o qué cosas son las que deben regularse. Hay que ser conscientes de que las reglas restan libertad individual, lo que es muy comprensible en muchas circunstancias, pero no olvidemos que la regulación también es un arma muy utilizada y eficaz del totalitarismo. Hace años, en un programa de Izquierda Unida, se pedía la regulación de las tareas domésticas -sí, de las labores del hogar-. Ahora hay quienes están detrás de algo similar con los deberes escolares e instan al Gobierno para que lo haga. Otra cosa diferente es que se debata sobre si son muchos o pocos y se efectúen recomendaciones. No sé si se dará cuenta pero si se llevan a cabo ese tipo de iniciativas la libertad estará recogida en la Constitución pero en lo cotidiano y en lo prosaico estará cada vez más restringida. Hay viajes que si se inician tienen retornos complicados.

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