Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

Los números del Rocío

AUNQUE pudiera parecer una irreverencia, en algunas entidades bancarias ya se hacen cálculos oficiosos sobre la incidencia del declive económico del Rocío. Es decir, cuántos préstamos de esos que se piden para ir a la romería se van a denegar por falta de garantías o reducción de fondos.

Entre las muchas paradojas que nos ofrece la romería universal está la lectura económica que de ella se hace a veces. Unos ajustan los precios de los alquileres de las casas de la Aldea a la caída de la economía, otros temen que el consumo dé un bajón que anuncie lo que los hosteleros auguran para el próximo verano, es decir, un ambiente ruinoso, y los demás le rezan a la Virgen porque mantienen aún esa separación necesaria entre lo divino y lo humano, o al menos tratan de preservarla de la contaminación economicista que quieren imponer los mercaderes del templo.

Para hacernos una idea de lo que puede ocurrir en el plano económico del Rocío no va a estar de más observar lo que pueda pasar en la Feria de Sevilla, que aunque es fiesta profana vive de los mismos hábitos en líneas generales que los que marcan la fe rociera, pero en el gran teatro de la vida.

Cualquier místico podría pensar que la crisis económica puede derivar en un Rocío más fervoroso y recogido y sobre todo menos dado al dispendio, es decir, virtuoso por necesidad. Sin embargo, también es verdad que llegada la hora de la salida la gente empieza a caminar hacia un mundo distinto donde la contabilidad no tiene sitio. Y como ocurrió cuando la campaña electoral, el reconocimiento de la realidad vendrá de nuevo con el camino de vuelta.

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