COMO no teníamos otra cosa mejor, resulta que, nos da por hacer un monumento a la Ñ en sus diversidades creativas, o sea, eñe con papas, eñe con bacalao, eñe con tomate u otras especies lingüísticas mezcladas con el tronchante lenguaje arquitectónico, que para eso somos únicos y lo pasamos 'pipa'.

Las aulas de la UNIA concentra ésta semana a sesudos expertos idiomáticos, setenta nada menos, unidos por el cielo hispanoamericano y por el gusanillo de 'darle a la mojarra'- expresión onubense- dentro del III Acta Internacional de la Lengua Española. Interesante compendio de ilustradísimas palabrotas que, con toda posibilidad, su interesante fonía no traspasa el circulo de iniciados y confabulados en la Universidad de la Rábida.

Estábamos en la Ñ y en su epigráfica simulación que intenta resaltarse a través del diseño, cuando lo pertinente sería comenzar con la primera letra del abecedario, la A de Andalucía del PISA o la segunda excelsa y 'burriciega', o la tercera que se enfunda en la C de 'cutrismo' sintáctico y así, hasta la misma Z, final del alfabeto que se ignora, profana y se entuerta, porque esa madre de todas las batallas que es la 'palabra', como modalidad escriturada o hablada, es un pitote que a nadie interesa y menos a esos arrolladores jóvenes futuristas que concentran su ortográfico mundo en las líneas del comic o del sms y su oratoria, en un resumen pírrico de befas literarias que se disipan en 'trujantes movidas' y alcanzan un promedio de cincuenta fonemas.

Es una maravilla contemplar la Ñ flameando en fachadas históricas y haciéndose una uña con la masa alfabética para que se mantenga altiva, bulliciosa, perenne, al correr de la historia, donde la humanidad interactiva sus conocimientos y traspasa los verbos fronterizos.

Sorprende que a los 'notas' de hoy les cueste declinar o acentuar, ya que no han visto por el forro aquel Miranda Podadera que nos hacía sudar con la b y la v, la g y la j o la h, muda o intercalada, a mas de los dictados con signos de puntuación, abreviaturas, tratamientos, usos de admiración, interrogación, diéresis, paréntesis, puntos, comillas y guiones, por no seguir citando los fondos y las formas del vocablo incorrecto que nos ungían del 'cero patatero' y la jocosidad del resto de la clase. Así que alguna vez, desde 'primaria', debiera levantarse un vendaval de ortografía y sembrar los 'calitres' con algo tan gracíl como inimaginable: expresarse correctamente.

Imagine el destrozo ventricular que causaría la siguiente frase: el ulular del lobezno ha desvelado a los rabadanes del collado, o ciñéndonos al astil de la Ñ, preguntar sobre el significado del ñandú, el ñaque y el ñuto, a esos gravosos iletrados de la única letra que identifica a España.

Por eso mismo, la incultura generalizada y el absoluto menudeo del lenguaje, llevarían a concluir que la Ñ es como el gran tesoro desconocido del idioma español y de sus tierras. Mientras tanto, como en OZ, hay que seguir por el "camino de baldosas amarillas", sinónimo, de la 'a, e, i, o u'. Ñoñerías.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios