Cuchillo sin filo

Francisco Correal

Una niña muy constitucional

LA Constitución acaba de cumplir 31 años. Hago una composición de lugar y me la imagino el día que cumplió tres añitos. ¡Pobre Carta Magna, tan niña y ya tan sacudida por sustos y espasmos como hija de zares! Imagínenla en su traje de artículos y preámbulos aquel 6 de diciembre de 1981. Habían pasado casi ocho meses del 23-F. El terrorismo etarra alcanzaba unas cifras de vértigo. En ese tiempo de turbulencias, cuando la niña Constitución se preparaba para apagar las cuatro velas se producía el triunfo de los socialistas el 28 de octubre de 1982. Un día histórico.

Rafael González Romero es hijo de una Carmen Romero, pero su padre no se llama Felipe González. A Rafael lo vi el otro día saliendo de una pastelería de la calle Relator con una tarta. Era 6 de diciembre. Al verlo, recordé la historia de la niña más constitucional que conozco. Inés, la hija de Rafael, fue compañera de guardería de mi hijo Paco. Han coincidido después en los juegos de la Alameda. El otro día lo fui a recoger al colegio. Salió con un folio en el que venía dibujada una tarta y las palabras Día de la Constitución. Aquella niña del crepúsculo del 81 felicitada por estos niños gracias a la iniciativa de Sonia Romero, la profesora de Primaria de las Mercedarias. Llegué a casa y cuando mi mujer iba a colocar el dibujo en el corcho de la habitación del niño me dio la noticia: "Paco, ha muerto Solè Tura". Uno de los padres de aquella niña a la que ahora le salen pretendientes que sólo pretenden dejarla sin ajuar.

Cuando la Constitución estaba a punto de cumplir 28 años, Rafael ensayaba con sus alumnos de Sexto de Primaria del colegio Carmen Iturbide de Gines, en el Aljarafe sevillano, el himno de España que estrenarían el mismo día 6. Su mujer, Mercedes Charneca, era profesora en un colegio de Umbrete pero ya estaba de baja por su avanzado estado de gestación. Llamó por teléfono a Rafael: había roto aguas. El profesor de Música y tutor de Sexto le dejó el fa do la fa a Joaquina, la tutora de Quinto. Inés se hizo esperar: nació el 6 de diciembre de 2006 a las nueve de la noche. Sus alumnos estrenaron la versión del himno, una música que asociarán con los gestos de Casillas, con el gol de Fernando Torres a los alemanes en la final de Viena.

La niña creció. Su madre volvió a la enseñanza, primero en un colegio de El Repilado, en Jabugo, hoy en un centro de la barriada sevillana de Amate. Rafael González Romero hizo el viaje más constitucional. Lo trasladaron por el artículo 151 desde la escuela de Gines en la que ensayaba los compases del himno sin letra, fa do la fa, al colegio Blas Infante de Dos Hermanas en el que ahora esparce pentagramas y apaga velas el mismo día que lo hacen los padres de la Tarta magna.

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