Arias breves

Rafael Ordóñez

De este mundo

VENIMOS de la Semana Mayor de Huelva. Allí hemos estado reviviendo, con la inestimable ayuda de cofradías y hermandades, la Pasión y Muerte del Señor. Pero tenemos los cristianos siempre una tensión bipolar que da sentido a nuestras vidas: el más allá y el más acá. Y cumpliendo con esa dicotomía, toca ahora, en estos días, en esta semana atender a las cosas de este mundo. Y la primera, cómo no, la crisis económica que no es que se nos venga encima, es que ya la tenemos colgada del cuello como piedra de molino de tres toneladas. Continúa el goteo incesante de impagados en los bancos, las constructoras te regalan motos, coches, viajes al Caribe y a Marte, si se tercia, si les compras un piso. El mercado inmobiliario, como destacaba, este nuestro periódico, anda a duras penas sostenido por la inversión extranjera y el alquiler encarecido en un 40%, también noticia de primera en estas páginas, por mor de Solbes y su jefe con la mamarrachada de los doscientos euros. ¿Qué se creían? ¿Qué se puede esperar en la eterna ley de la oferta y la demanda, cuando aumenta la segunda? Hasta mi sobrino Carlos, diez años, me da la respuesta: incremento del precio de la oferta. Y si encima tienes que hacer papeles, declarar a madre Hacienda y todo el tutti fruti covachuelista al uso, pues nada hijo, el piso ya no vale seiscientos, ahora son ochocientos.

Pero en la 'realidad nacional', léase Andalucía, nos encontramos aguerridos, preparados, fortificados para encarar la crisis. Los cerebros del BBVA, con su informes periódicos sobre Competitividad y Crecimiento de las Regiones Españolas, son como los de la OCDE con su anual informe Pisa: demoledores, depresógenos, inductores de llantos, duelos, alaridos y desgarros de la corteza cerebral. Andalucía es la penúltima región española en Competitividad. Ese es nuestro bagaje para afrontar la crisis. Compartimos farolillo rojo con nuestros hermanos de cautiverio de Extremadura. Y ahí andamos, en la cola, desde que los estudios del BBVA tuvieron uso de razón. No hay quien nos mueva de tan deprimente lugar.

Como la cosa está a años luz de entrar en vías de solución, parece que el personal ha resuelto encomendarse a las potencias celestes, porque las terrestres están en manos de quienes están. Así pues, como el Dante leyó a las puertas del averno, 'lasciate ogni speranza'. Aclaración para los de la logse, el latinajo este quiere decir 'abandonad toda esperanza'. Y es así que se ha detectado, en las últimas semanas, un aumento en las cifras de rezos de novenas, de venta de estampas de san Judas Tadeo y hasta, según dicen, un renacer de los cultos de Isis, de Osiris y de todo el panteón grecorromano. ¡Qué remedio!

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